Hace tiempo que el Barça es una espiral de emociones difícil de asimilar. Vivimos una época en la que lo inimaginable es factible. Por ejemplo, que el equipo perdiera su máxima estrella. O que sufra una ruina económica descomunal. O que las derrotas y los resultados mediocres sean compañeras de vida. Eso en la parte negativa de la historia, pero también hay cosas buenas: han vuelto Joan Laporta, Xavi Hernández e incluso Dani Alves. El equipo es un no parar de jóvenes talentos que deben marcar una época, como Ansu Fati, Gavi, Nico... Si incluso un tipo con los dos pies fuera hace dos semanas ahora golea cada jornada. Vaya, que no ganamos, pero hay futuro. Esperanza. Ayer se perdió contra el Real Madrid en la semifinal de la Supercopa en Arabia Saudí, pero la derrota contra el máximo rival nunca ha tenido un regusto más dulce. Lucharon, dieron la cara y merecieron ganar. Y eso es una proeza.

30.000 aficionados vieron en directo en el estadio un partido apasionante que recupera la magia de los 'Clásicos', últimamente devaluados a nivel deportivo, además de haberse convertido en un martirio culé. Y uno que seguro no se lo hubiera querido perder sería un personaje muy importante de España que, como quién dice, vive allí al lado y podría haber dado un salto para animar a los merengues, su club favorito y de su amigo Rafa Nadal. De hecho él había presidido alguno de estos partidos cuando era el jefe en España, junto a Florentino Pérez. Un VIP que tiene una pega: que vive huido en Abu Dabi y no hubiera estado bien visto que se plantara allí como Pedro, o Juan Carlos, por su casa. Efectivamente, hablamos del Borbón, que no deja de soñar despierto con su retorno. Ahora podría ser "antes del verano". Una espera que puede hacerse muy larga. No puede más.

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El Real Madrid ganó al Barça en la semifinal de la Supercopa / EFE

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Florentino Pérez y Juan Carlos I / GTRES

Gracias a una investigación muy profunda de la revista 'El Jueves', ahora sabemos exactamente qué hizo Juan Carlos mientras los azulgranas y los blancos disputaban un partido emocionante y larguísimo. Y no era otra cosa más que un plan de huida desesperado. Curioso, una huida de su huida, de locos. El objetivo era uno: pisar territorio del Estado lo antes posible. Daba igual el destino: Madrid o Barcelona. Allí alguien se haría cargo de su traslado a una "discreta morada". Madrid o Barcelona, sí, la única disyuntiva de la noche y que dependía de una pelota y 22 deportistas. El que perdía sabía que el siguiente paso era montar en un avión en dirección a la capital de España o de Catalunya. El Borbón sólo tenía que esperar y subirse al carro del perdedor. Bueno, más que al carro, a una maleta y hacer de polizón. Arreglao.

Juan Carlos escoltas Abu Dabi Telecinco

Juan Carlos en Abu Dabi hace unos días / Telecinco

La publicación satírica tiene la foto del método escogido por el emérito, y que refuerza aquellas declaraciones que hizo a los medios afines a su causa después de que Pilar Eyre hiciera saltar todas las alarmas por su estado de salud al recibir la vacuna del coronavirus: "Estoy como un toro". Más que toro, cuadra más la estampa de un contorsionista del circo, capaz de entrar en el interior del equipaje de un Dani Alves que se despistó unos minutos y no sabía que le habían 'dao el cambiazo'. No está mal para tener 84 años y un largo historial de operaciones. Lo descubrieron los funcionarios de los escáneres de seguridad, que "no salían de su asombro en el ver la figura de un hombre dentro". Una figura familiar y que les manifestó "me he caído dentro y se ha cerrado sola, lo siento, no volverá a suceder". Nos suena, ¿verdad?

Dani Alves Barca EFE

Dani Alves, no pierdas de vista el equipaje en un aeropuerto / EFE

Suerte que tenemos del humor. Disfrútenlo, que siempre hay quien quiere censurarlo.