Este 2023 no es un año especial solo para la princesa Leonor en la familia real. Irene, la hija de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, también afronta una nueva etapa crucial en su vida. La joven empezará sus estudios en la École hôtelière de Lausanne (EHL Hospitality Business School), conocida como Ecolint. Se trata de una de las escuelas de hostelería con más prestigio en el mundo. Tiene 125 años de historia. Y los cuatro años que dura la formación tienen un coste de 84.950 euros.

La Ecolint cuenta con unas instalaciones muy lujosas. Sus dominios alcanzan unos 80.000 metros cuadrados en los que hay piscina, gimnasio, espacios para la meditación y gestión del estrés, servicios de asesoramiento para la salud mental y todo tipo de lujos al alcance de pocos bolsillos.

Irene empieza su formación hotelera en una de las escuelas más prestigiosas del mundo

Asimismo, el centro cuenta con 850 plazas. Aunque no todos los alumnos terminan la formación debido a su dureza y exigencia. Y es que no todo consiste en ir a las clases y ya está. Nada de eso. Tal y como revelan desde la propia escuela, los alumnos deben pasar por todos los niveles de la hostelería. Es decir, hacer camas, limpiar baños, servir mesas… Unos trabajos que no tienen nada que ver con la dirección hotelera, pero por los que los responsables de la formación quieren que pasen los alumnos para que conozcan todos los ámbitos del sector y sepan estar en las situaciones en las que se encontrarán sus trabajadores. En otras palabras, una lección de humildad para tanto niño rico que solo piensa en mandar.

École hôtelière de Lausanne (EHL Hospitality Business School)
École hôtelière de Lausanne (EHL Hospitality Business School)

Unas tareas a las que Irene no está muy acostumbrada y que tampoco disfruta haciendo. De hecho, ya no le terminó de gustar su etapa haciendo prácticas este verano.

La primera experiencia de Irene en un hotel no termina bien

Porque entrar en la escuela requería muchas pruebas que Irene Urdangarin superó sin problemas, pero se encontró con una sorpresa: era necesario haber realizado algunas prácticas previas en un negocio de verdad. Y ella no tenía experiencia.

Así las cosas, sus padres tuvieron que mover hilos para meter a Irene en un hotel de Ginebra donde, según El Confidencial, estuvo dos semanas trabajando, ocupando un puesto en la recepción. Una corta etapa que, al parecer, no le gustó a la joven. El trabajo fue demasiado intenso y no le terminó de gustar. La experiencia no acabó bien. Veremos si es capaz de aguantar las exigencias de la Ecolint…