Irene Urdangarin acababa de cumplir 18 años. Este domingo llegaba a la mayoría de edad en medio de un clima familiar que, oh sorpresa, no sería el ideal. La infidelidad de su padre Iñaki con Ainhoa Armentia es una herida todavía tierna y sangrante para la benjamina de los 4 hijos del matrimonio. Sí, decimos matrimonio, porque todavía lo son a nivel legal. El divorcio, que tenía que firmarse en paralelo al aniversario de la benjamina, tardará al llegar por las pretensiones del vasco con la infanta Cristina. La Borbón se ha puesto dura y la firma se retrasa, provocando más tensión. Un estado de ánimo que últimamente es el compañero de viaje habitual de Irene.

La Urdangarin no perdona la traición de su padre, y se lo hizo pagar ahora hace un año con su desprecio y silencio. No le dirigió la palabra durante meses. El entorno de la infanta asegura que hubo movimientos maternos para calmar las aguas, pero da la impresión que hizo el papelón, en su interior reina la cólera. La realidad es que actualmente el contacto entre ellos "es escueto", según 'Monarquía Confidencial'. Y da la impresión que no mejorará en el futuro ni mucho menos: la existencia de Ainhoa y la buena marcha de la relación con su padre complica las cosas. Irene y Cristina detestan a la de Vitoria-Gasteiz, y si hay que humillarla, lo hacen y punto. Sin remordimientos de ningún tipo.

Iñaki Urdangarin Ainhoa Armentia Instagram
Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia / Instagram

Irene Urdangarin cierra filas con su madre Cristina contra el tándem Iñaki-Ainhoa

Es difícil pensar que Irene no esté al corriente de los problemas que Iñaki está poniendo a Cristina para rematar el acuerdo de separación. El vasco no quiere perder el estatus y el nivel de vida del que ha disfrutado durante un cuarto de siglo en el universo monárquico. Que haya sido desleal es una minucia para alguien que se comió el marrón de la cárcel, el primer escándalo penal de la Familia Real. La amenaza es clara, Iñaki podría tirar de la manta y hacer mucho daño. Pretendientes y ofertas no le faltan, y esta es su fuerza negociadora. Confía tanto en ella que tira de la cuerda al límite, exigiendo una fortuna, escoltas y vete a saber qué más. Todo para poder vivir a cuerpo de rey con Ainhoa, cosa que irrita a su ex... y a la hija pequeña de rebote. Ella es, con diferencia, la más hostil de los 4 hijos. Se niega a aceptar que Armentia exista y si tiene que sacrificar al padre, lo hará.

Irene Urdangarin y la infanta Cristina Europa PRESS
Irene Urdangarin y la infanta Cristina / Europa Press

La benjamina hace un gesto radical contra Ainhoa mientras se acerca a otro dolor de cabeza de Cristina

En estas circunstancias parece evidente que ninguno de los dos estará en la gran fiesta que tendrá lugar el día 16, donde si tendremos a los hermanos, a la yaya Sofía, a su madre o a la tía Elena. Iñaki podría ser invitado, la que seguro que no es Ainhoa. Un extremo confirmado por el gesto radical de este fin de semana, cuando le dijo a su padre que no hacía falta que le pasara el teléfono a su novia para felicitarla: "Se ha negado. No quiere tener relación con ella". Un frontón sólido, pero que tiene grietas. Una que tiene un nombre: la prima tarambana Victoria Federica, que sí estará en Suiza. Irene se acerca peligrosamente, recuerden que esta proximidad le costó el viaje de final de curso a Mykonos. La Urdangarin, que no ha sido buena estudiante, quiere hacer lo mismo que la primita, ser influencer. Un futuro que hiela el corazón de la hija pequeña de Juan Carlos.

Victoria Federica GTRES
Victoria Federica / GTRES

Irene en pie de guerra.