La infanta Elena volvió a acaparar miradas. Su aparición pública en el acto de entrega de los Premios Sociales de la Fundación Mapfre, celebrado en el Real Casino de Madrid, no pasó desapercibida. Aunque su estilo suele ser más discreto que el de su cuñada, la reina Letizia, esta vez el lujo se hizo evidente.
Como directora de Proyectos Sociales y Culturales de la Fundación Mapfre, su presencia en estos actos es justificable. Durante años ha compaginado su labor en la fundación con compromisos reales. Sin embargo, desde la abdicación de Juan Carlos y la llegada de Felipe VI, su rol protocolario se ha reducido, lo que hace que cada aparición se analice con mayor detallismo mediático. Y aquí ha venido el problema.
La infanta Elena se pasa de lujo
Elena eligió un look clásico, con una falda blanca estampada y una blazer naranja. A primera vista, elegante y sobrio. Pero los detalles del conjunto reflejaban exclusividad: un bolso de Loro Piana Sesia, de piel marrón satinado, valorado en cerca de 3.000 euros, y unos salones Manolo Blahnik, en piel troquelada, que aportaban textura y sofisticación. El toque final lo puso un collar Bulgari Monete, pieza histórica de su colección personal que data de décadas atrás.

La combinación no pasó desapercibida. Medios y ciudadanos comenzaron a comentar el despliegue de lujo. Redes sociales se han llenado de imágenes y valoraciones, muchas críticas. Los comentarios sobre el bolso, los zapatos y el collar han sido implacables. Para algunos, la infanta ha mostrado un exceso que contrasta con la austeridad que se espera de la familia real.
Toque de atención de Felipe VI
Pero los azotes no han llegado solo desde los medios y las redes. En Zarzuela también han reaccionado. La infanta ha recibido una reprimenda por parte de su hermano, el rey Felipe VI. No se trata de prohibirle lucir elegante, sino de mantener una imagen prudente frente a la ciudadanía. La mujer del César no solo debe selo, también parecerlo. Y en tiempos donde la transparencia y la austeridad son valores clave para la monarquía, el lujo visible puede generar un efecto negativo.
Felipe VI se lo ha dejado claro: la familia real debe evitar que se perciba que viven del dinero de los españoles. Cada acto público se estudia al detalle, desde la ropa hasta los complementos. La intención no es limitar la libertad personal, sino proteger la reputación de la institución. Y más en una época en la que la monarquía está cada vez más cuestionada.