La infanta Cristina ha decidido dar un paso que pocos esperaban. Cansada de la tensión creciente entre Felipe VI y Juan Carlos I, ha propuesto un encuentro lejos de España. El lugar: Suiza. Un territorio neutral donde las cámaras no lleguen y las filtraciones sean más difíciles.

El detonante no es un simple asunto familiar. El rey emérito está a punto de publicar sus memorias, tituladas Reconciliación. La editorial Planeta lanzará el libro el 12 de noviembre. Más de quinientas páginas donde Juan Carlos repasa su vida, desde 1975 hasta su abdicación en 2014. Un retrato personal, pero también político, cargado de episodios delicados, que busca blanquear su imagen.

'Reconciliación', Juan Carlos I
'Reconciliación', Juan Carlos I

Unas conversaciones que encienden las alarmas en la Casa Real

A esa publicación se suma un nuevo foco de tensión: Netflix. Según ha revelado The Objective, la plataforma quiere adaptar la vida del emérito en una serie de, al menos, seis capítulos. Con reparto internacional y un enfoque similar al de The Crown, el proyecto incluiría tanto sus logros políticos como sus escándalos financieros. Entre ellos, la donación saudí de 100 millones, las investigaciones y los pagos para regularizar su situación fiscal: 678.393 euros en 2020 y 4,39 millones en 2021.

En Zarzuela, la idea ha sentado como un jarro de agua fría. Felipe VI no quiere que una producción global muestre conversaciones privadas, amistades polémicas o detalles de operaciones financieras. Ha sido claro con su padre: si firma con Netflix, no volverá a España. Un veto directo al gran deseo del emérito desde que vive en Abu Dabi.

La infanta Cristina intenta mediar

El problema es que el aviso no parece haber surtido efecto. En el entorno de Juan Carlos se comenta que los 20 millones de euros que ofrece la plataforma son demasiado tentadores. Y Felipe lo interpreta como un nuevo desafío. No es la primera vez. Las memorias, la demanda contra Miguel Ángel Revilla y ahora esta negociación forman parte de una estrategia que él considera medidas de presión para conseguir permiso para su regreso a España.

Juan Carlos y Felipe VI / Europa Press
Juan Carlos y Felipe VI / Europa Press

La relación entre padre e hijo está en su peor momento. No hay llamadas. No hay gestos. Cada uno defiende su posición sin ceder un milímetro. En este clima enrarecido, la infanta Cristina ha optado por mediar.

Su propuesta es sencilla: reunirse en un lugar discreto de Ginebra o Lausana, sin asesores ni terceros, para hablar a puerta cerrada. Cristina sabe que es una jugada arriesgada. Si fracasa, las distancias se harán insalvables. Pero también sabe que, sin un mínimo de diálogo, cualquier escándalo futuro podría ser un punto definitivo de no retorno.