Henar Ortiz no acostumbra a prodigarse en entrevistas o declaraciones. Sí, en cambio, es bastante activa en las redes sociales, donde deja claro a sus seguidores -y a los familiares de su sobrina- que ella no tiene nada de monárquica. Todo lo contrario. Ahora ha concedido una para la revista Vanity Fair con la excusa de su primera exhibición de arte: Catarsis. Y no, aunque lo parezca, el título de la exposición no hace referencia a la Familia Real y a la purificación que tendrían que hacer los Borbones después de las vergonzosas situaciones a que nos tienen acostumbrados.
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La Casa de la Cultura de Ribadesella (Asturias), acoge cuadros como 'Inmersión', donde la tía de la reina reconoce que "En vez de mojar el pincel en pintura, lo hacía en el hígado, el páncreas, el corazón... Suena gore, pero fue así".
Y es que Ortiz se expresa como pinta, con pasión, sin pelos en la lengua y si hace falta, removiendo las vísceras de la Casa Real. Reconoce que tanto le da que la conozcan como "la tía de la reina", pero asegura que el hecho de hacerlo no cambiará la manera como se expresa: "No me gustaría tener fama de falsa, hipócrita o cínica. Son contravalores que no molan nada".
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Y demuestra su hoja de ruta con lo que dice. Cuando el citado medio le pregunta por la boda de Felipe y Letizia ahora hace 15 años, reconoce que lo vivió con aquella ingenuidad de quien todavía no era la tía de una reina, y que la vivió como la boda, simplemente, de su sobrina. Después, la cosa cambió: "Luego supuso una seria alteración en nuestras vidas. Hubo demasiados y doloroso daños colaterales". Una Henar Ortiz que no se quedó especialmente impresionada por los miembros de sangre azul que conoció: "No me impresionó o ilusionó alguien especialmente, la verdad".
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Republicana convencida, nunca ha sido monárquica, pero sí "una especie de juancarlista por el miedo que pasé el 23-F. En aquel momento, creí que el rey Juan Carlos había abortado el golpe". La aceptó, la monarquía, porque de todo lo malo que había, "era lo menos malo. Aceptamos pulpo como animal de compañía". Y aunque lo parezca, no habla del rey campechano Juan Carlos y su tendencia a pasar la noche fuera de casa.
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Ahora la venda le ha caído de los ojos. ¿Por qué? Por la lamentable imagen actual que está dando la Corona los últimos tiempos: "es una institución obsoleta y anacrónica". ¿Y cuál fue la gota que colmó el vaso? "El gran desencanto y la caída de venda de los ojos se produjo ante la actitud de la corona en plena crisis y la sensación de tomadura de pelo con lo de Botsuana, Urdangarin... y demás". Un presente oscuro. Y un futuro todavía más turbio el que le vaticina a la monarquía: "Creo que si no hubiera abdicado, quizás estaríamos contemplando ahora los estertores pre mortem. La abdicación, para mí, no es otra cosa que un paliativo y alarga la agonía...".
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Felipe y Letizia son unos grandes amantes del arte. No les iría mal una Catarsis en su vida.