El rey de España, Felipe VI, ha acabado la jornada colgándose dos distinciones de primer orden. La primera, en el Castillo de Windsor, Inglaterra, donde la reina Isabel II le ha investido como nuevo caballero de la orden de "La Jarretera" o Lligacames, en catalán.

felip elisabet II EFE

La segunda, relacionada precisamente con este nombramiento, ha tenido lugar en las redes. Los internautas le han bautizado de varias formas, después de verlo disfrazado con la vestimenta oficial de la selecta orden, un verdadero compendio de barroquismo y extravagancia. Más que un rey, parecía un cromo, al lado de la monarca inglesa y de Letizia (que tampoco iban a la zaga). Así veían los "súbditos" la versión "de lagarterana" del Borbón.

Si se hubiera tratado de un concurso, la versión ganadora sería, sin ningún tipo de dudas, la del tuno. La bandurria parece el instrumento más adecuado para definir la vetusta, pesada y anacrónica Corona española. Pero también ha habido quien se ha confundido con el maldito nombre de la condecoración. Eso de la "jarretera" ha hecho pensar a más de uno en Felipe como una mala copia de Dennis Hooper en Easy Rider. Otros, que eso del "jarrete" se refería a otra cosa.

Una vez superadas las dudas con la denominación, los internautas seguían alucinando con la estampa real, creando memes y analogías hilarantes y alocadas.

La España monárquica celebra la condecoración como si se tratara de un gol en la Eurocopa, mientras que los republicanos aplaudimos a Felipe VI por ser el único rey que celebra el carnaval cuando le da la real gana. Cada día, un espectáculo.