Han pasado más de veinte años desde que Eva Sannum, la modelo noruega que conquistó el corazón del entonces príncipe Felipe, se alejó definitivamente de la vida real. Hoy, convertida en empresaria y madre de familia en Oslo, lanza un mensaje contundente: no extraña en absoluto la vida palaciega que pudo haber tenido. Según sus propias palabras, se habría tratado de “una vida llena de limitaciones”, una frase que ha resonado con fuerza en España, reabriendo viejas heridas y curiosidades del pasado.
El romance entre Sannum y el actual Felipe VI fue uno de los más comentados de finales de los 90 y principios de los 2000. El punto álgido llegó en 2001, cuando la pareja asistió a la boda del príncipe Haakon de Noruega y Mette-Marit. Aunque no posaron oficialmente juntos, las cámaras no tardaron en inmortalizar la presencia de la modelo a su lado, confirmando lo que hasta entonces había sido un secreto a voces.
Eva Sannum nunca fue del agrado de los reyes eméritos
Sin embargo, la relación nunca contó con el beneplácito de Juan Carlos I ni de la reina Sofía, quienes veían con recelo que una modelo extranjera pudiera convertirse en consorte del heredero. Esa frialdad, sumada a la presión mediática, terminó asfixiando lo que parecía un romance sólido. Eva, sin embargo, asegura que jamás se arrepintió de alejarse: “La gente probablemente piensa que me perdí una vida con yates y champán. Pero no se dan cuenta de que es agotador. Es una vida llena de limitaciones", confesó recientemente.
La comparación con Meghan Markle ha sido inevitable. La noruega ha reconocido sentirse identificada con la duquesa de Sussex, pues ambas vivieron el vértigo de entrar en una institución rígida y hermética. “Venir de algo completamente diferente, formar parte de una familia tan especial. Como muchos han señalado, tal vez Harry debería haberle informado sobre eso”, explicó, defendiendo la decisión de Meghan de apartarse de la corona británica.
Las ofertas millonarias que rechazó
A lo largo de los años, Eva recibió tentadoras propuestas para contar su historia con detalle. Sin embargo, se negó en rotundo a vender su intimidad. Nunca quiso que la señalaran como una mujer resentida ni como alguien que buscaba dinero fácil explotando el nombre de Felipe VI. “Llevo muchos años evitando usar esta vieja historia. Puede parecer un poco arrogante, pero no quiero que nadie piense que hablo de mi pasado con la prensa y del príncipe, o que doy una entrevista porque echo de menos ser el centro de atención”, declaró con una serenidad que desarma a muchos de sus críticos.
Hoy, alejada de los flashes, Eva Sannum lleva una vida tranquila junto a su pareja, Torgeir Vierdal, y sus dos hijos, de 10 y 13 años. Ha logrado reinventarse como empresaria de éxito con su propia agencia de publicidad, y recorre Noruega ofreciendo conferencias sobre gestión de crisis y salud mental. Su mensaje es claro: rodearse de las personas adecuadas y no adoptar el papel de víctima son las claves para superar la presión. Aunque insiste en que no piensa en lo que pudo ser, su testimonio deja al descubierto la dureza de la vida en la realeza. Para ella, la corona era sinónimo de renunciar a la libertad, y en cada declaración subraya que tomó la mejor decisión: no convertirse en reina.