Este jueves se cumplen 21 años desde que Felipe y Letizia dieron el “sí, quiero” ante toda España. Fue una boda que se salía de lo común debido al origen plebeyo de la que sería la futura consorte. Un detalle que reforzaba la parte romántica de aquella relación.
Pero antes de Letizia hubo otras mujeres en la vida de Felipe. Una de las que más controversia generó fue Eva Sannum, una modelo noruega cuya cercanía al entonces príncipe generó gran controversia. Sin embargo, detrás de aquella relación aparentemente espontánea, habría habido una estrategia cuidadosamente diseñada por el rey emérito Juan Carlos I.
Lo de Eva Sannum fue un montaje
En contraste con su padre, conocido por su fama de conquistador, Felipe siempre se mostró más reservado en temas del corazón. Esta diferencia preocupaba al entonces monarca, especialmente cuando comenzaron a surgir rumores en ciertos círculos sobre la posible homosexualidad del heredero. La periodista Laura Rodríguez señalaba incluso a supuestos encuentros íntimos entre Felipe y un cadete durante su formación militar en Estados Unidos. Para Juan Carlos, estos rumores eran un riesgo serio para la imagen pública de la monarquía y el futuro de la dinastía Borbón.
El emérito, movido por el temor a que su hijo no siguiera el patrón tradicional que él consideraba fundamental para la estabilidad institucional, decidió intervenir directamente. Según la fuente mencionada, ordenó buscar una figura femenina que pudiera desviar la atención mediática y acallar las habladurías sobre la orientación de su hijo. Así fue como surgió la figura de Eva Sannum.
Como su relación con Eva Sannum, la de Letizia también sería una tapadera
Joven, atractiva y mediática, Eva era perfecta para cumplir ese rol de “novia oficial”. Su presencia junto a Felipe generó titulares, imágenes románticas y una narrativa idónea para mantener el foco mediático alejado de otras especulaciones. Sin embargo, la relación nunca llegó a consolidarse como se esperaba. La aparición de Eva en una revista de contenido sugerente causó un fuerte malestar en Zarzuela, y la presión de la Casa Real no tardó en hacerse sentir. La relación se enfrió rápidamente y, según apuntan voces como la del periodista Jaime Peñafiel, podría haberse producido incluso un pago económico a Eva para que abandonara el foco mediático.
Pero la historia no acaba ahí. La fuente insiste en que la relación entre Felipe y Eva nunca fue del todo real, sino una tapadera cuidadosamente orquestada, tal y como su posterior matrimonio con Letizia Ortiz también respondería a una estrategia similar. Laura Rodríguez ha sugerido que el enlace entre el entonces príncipe y la periodista fue un acuerdo mutuo, diseñado para reforzar la imagen pública de ambos: Felipe, como heredero sólido de una monarquía tradicional; Letizia, como futura reina consorte con proyección e influencia.