La princesa Leonor afronta la recta final de su paso por la Armada a bordo de la fragata Blas de Lezo, una de las fases más significativas de su formación militar. Tras casi un año entre la Escuela Naval de Marín y su experiencia en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, esta nueva etapa a bordo de un buque de guerra real plantea exigencias superiores: prácticas en alta mar, condiciones técnicas más duras y una rutina ajustada a las operaciones reales de la Armada Española. Teniendo en cuenta todo esto, la princesa debería estar contando los días, horas y minutos para poner punto y final a esta etapa. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Todo está siendo bastante placentero para la futura reina.

Según explican varias fuentes del entorno del Blas de Lezo, la realidad a bordo no se corresponde con lo que cabría esperar de una futura jefa suprema de las Fuerzas Armadas. Según apuntan varios compañeros de instrucción, la implicación de la princesa es mínima y muy condicionada por la presencia de fotógrafos y cámaras institucionales.

Leonor solo posa para las fotos

Cuentan que a Leonor no se la ve en los turnos más duros ni en maniobras exigentes. Y que sólo aparece en los momentos en que hay fotos oficiales. Una crítica que resuena con lo que ya se comentó tras su paso por el Elcano, donde los mareos constantes provocados por la cinetosis sirvieron como argumento para limitar su participación.

Leonor subiendo a la fragata Blas de Lezo

En el Blas de Lezo, sin embargo, las condiciones son aún más demandantes. Esta fragata moderna participa en misiones reales de defensa marítima dentro del grupo Dédalo, lo que supone rutinas marcadas por ejercicios de combate naval, sistemas de comunicación militar y vigilancia activa. Aun así, la heredera estaría manteniéndose al margen de buena parte de esas tareas, según relatan desde dentro.

Privilegios de futura reina

Varias voces en la tripulación coinciden en que la princesa parece tener una agenda paralela: itinerarios adaptados, participación muy puntual en tareas, mayor presencia en zonas comunes de descanso y visibilidad pública muy medida. En otras palabras, no molesta, pero tampoco entrena como el resto.

Leonor en la fragata Blas de Lezo / Casa Real

Desde Casa Real, la consigna ha sido siempre firme: Leonor debía ser tratada como una más, sin privilegios. Así se comunicó durante su ingreso en la Academia de Zaragoza y posteriormente en Marín. Sin embargo, la práctica diaria parece otra. Y aunque oficialmente se insiste en que está cumpliendo con todas las fases de su formación, cada vez más compañeros cuestionan esa versión.

La experiencia a bordo del Blas de Lezo concluirá el 3 de julio en Gijón, desde donde se reincorporará al Juan Sebastián Elcano. El crucero finalizará con una escala en Ferrol antes de su regreso definitivo a Marín, sede de la Escuela Naval. Con ello, la princesa cerrará su paso por la Armada antes de comenzar su último año de formación, esta vez en el Ejército del Aire.