La semana pasada Juan Carlos I voló a Sanxenxo para participar en las regatas sin saber que no podría volver a Abu Dabi en los próximos días por la situación del país. Desde que Trump decidió meter a Estados Unidos en la guerra entre Irán e Israel bombardeando tres centrales nucleares, en los Emiratos Árabes también se ha dado la voz de alarma. Irán respondió atacando con misiles la gran base militar de EEUU en Qatar. La vida del emérito corre peligro y Felipe VI ha dado autorización para que su padre se quede en España o en algún lugar cercano. Eso sí, siempre con la mayor discreción posible, que nadie sepa dónde se encuentra en estos momentos.

Infanta Elena y Juan Carlos con amigos
Infanta Elena y Juan Carlos con amigos

Juan Carlos I ya busca casa en Portugal 

Hace semanas que las visitas de Juan Carlos I han sido más habituales y es que se rumorea que el emérito podría instalarse en Portugal de forma definitiva hasta el fin de sus días. Tiene 87 años de edad y bastantes problemas de salud que van incrementándose con el paso del tiempo, los médicos no recomiendan que esté solo a tantos kilómetros de distancia, además, ya no puede soportar tantas horas de vuelo debido a sus problemas de movilidad. Se recomienda que esté más cerca de España. La opción más probable en estos momentos es el país vecino. En el último mes, en ambas visitas del exmonarca, ha visitado en compañía de la infanta Elena y otros familiares varias mansiones en la zona de Estoril y Cascais, aún sin una decisión definitiva, pero se prevé que se instale en Portugal a finales del mes de julio. A partir de entonces empezaría una nueva etapa en su vida. Juan Carlos I tiene miedo a morir solo y que su cuerpo sea repatriado, sería una deshonra. En esta nueva situación estaría a pocos kilómetros en coche de la frontera, solo unos minutos, y a una hora en avión de Madrid.

Juan Carlos I evita a las cámaras cuando se habla de su salud. El exmonarca no atraviesa el mejor momento. Casa Real muestra su preocupación aunque alejada del foco mediático. En su última aparición se le ha visto mucho más desmejorado y con inevitables problemas de movilidad. Es una persona muy testaruda y no quieren que le vean con una silla de ruedas. Por ello, cuando vio la presencia de la prensa se aferró a su personal de seguridad y a su bastón, pero tuvo serias complicaciones, incluso para entrar a su embarcación y salir de ella. Se desesperó. Esto provocó en él un gran enfado.

Juan Carlos en Sanxenxo / Europa Press
Juan Carlos en Sanxenxo / Europa Press