Charlene de Mónaco ha vuelto a Sudáfrica, esta vez en solitario, marcando un nuevo capítulo en su vida. Este regreso a tierras africanas se produce dos años después de los graves problemas de salud que la mantuvieron retenida allí durante meses. Sin embargo, a pesar de los actos públicos recientes en los que Charlene y Alberto de Mónaco aparecieron juntos y las declaraciones en las que la princesa afirmaba sentirse "serena y feliz", los rumores sobre un posible divorcio no dejan de ganar fuerza. Esto se debe a que la princesa se niega a regresar al Palacio Grimaldi con su esposo, y está prolongando su estancia en Sudáfrica tanto como sea posible.

En agosto pasado, se había anunciado que Alberto de Mónaco acompañaría a su esposa en su viaje a Sudáfrica, pero finalmente esto no ocurrió, y en su lugar, se vio al príncipe monegasco disfrutando de la Fiesta de la cerveza en Alemania en compañía de amigos cercanos. Por otro lado, Charlene parecía estar bastante cómoda al estar lejos de su marido, disfrutando del calor y el apoyo de sus compatriotas sudafricanos. De hecho, durante el fin de semana, su rostro irradiaba felicidad y alegría mientras ejercía de anfitriona en la competición de la Fundación Princesa Charlène en Sun City, conocida como la Waterbikes Competition, evento que se celebra desde 2017.

El refugio de Charlene a miles de kilómetros de Mónaco

Para la ex nadadora olímpica, Sudáfrica se ha convertido en un refugio perfecto, lejos de Mónaco y de su familia política. Este viaje tiene un significado especial para ella, especialmente después de los graves problemas de salud que enfrentó en 2021, uno de los momentos más difíciles de su vida. Sin embargo, la ausencia de Alberto en este viaje plantea interrogantes sobre su relación. A pesar de ello, la princesa ha demostrado una actitud tranquila y relajada mientras participaba en la prueba "Aprende a nadar" de su Fundación, en compañía de más de cien niños.

Comparaciones inevitables

Después de que se hicieran públicas las imágenes de Charlene en Sudáfrica, resulta inevitable comparar su actitud en el país donde pasó gran parte de su vida con su comportamiento en Mónaco. A pesar de mostrar una sonrisa forzada en eventos públicos, la esposa del príncipe Alberto parece más reservada y distante en Mónaco, lo que ha generado especulaciones sobre su nivel de comodidad en el país y su relación con su esposo y la familia Grimaldi. En Sudáfrica, se siente completamente a gusto, tanto que tiene programada su participación en diversos eventos de su Fundación y también planea reunirse con viejos amigos. Esto ocurre en un ambiente que la aleja del escrutinio de la prensa europea y del entorno de la alta sociedad en Mónaco.

Mientras Charlene disfruta de su tiempo en Sudáfrica, Alberto de Mónaco ha estado ocupado en Europa. La distancia entre ambos, física y quizás emocional, sigue dando lugar a especulaciones sobre el estado de su relación. A pesar de los desmentidos y las apariciones públicas conjuntas, La presencia de Alberto en la Oktober Fest junto a su ex azafata Nicole Coste solo ha avivado los rumores de que, en realidad, llevan vidas separadas, por lo que muchos se preguntan si, en algún momento, la pareja real de Mónaco anunciará terminará con la farsa y anunciará su divorcio.