Charlene y Alberto de Mónaco ya no se esfuerzan en desmentir los rumores de separación entre ellos. Hace algunos días, una revista francesa publicó que el matrimonio estaba atravesando una de sus peores crisis, por lo que el distanciamiento entre ellos es cada día más evidente. Y aunque la princesa Charlene retomó su agenda oficial tras haber regresado al Principado hace poco más de un año, lo cierto es que todo ha sido para mantener las apariencias en el Palacio Grimaldi, dado que su matrimonio se ha convertido en un lucrativo negocio. Ahora, algunas fuentes han confirmado que, mientras Charlene se refugia en los brazos de un multimillonario ruso con el que mantiene un romance desde hace algún tiempo, el príncipe Alberto se ha ido de fiesta a Chipre.

Según un comunicado oficial emitido por el Palacio Grimaldi, la princesa Charlene estuvo ingresada en la clínica de rehabilitación Paracelsus Recovery en Zúrich. Durante su estancia este “discreto centro para tratar adicciones, trastornos alimenticios y diferentes tipos de problemas que atañen a la salud mental”, la sudafricana sostuvo varios encuentros con el magnate ruso, Vladislav Doronin, un hombre que conoce desde hace más de una década, y que fue pareja de Naomi Campbell durante cinco años. De acuerdo con una nota publicada por ‘The Sun’, “toda la historia es muy compleja y confusa, pero Charlene y Vlad están en contacto y pasaron tiempo juntos. Parece que ella ciertamente ha encontrado ayuda de él recientemente en medio de sus problemas matrimoniales. Se conocen desde hace un tiempo y Vlad estuvo en la boda de la princesa cuando estaba con Naomi”, confirmando el affaire de la princesa monegasca con el empresario ruso.

Alberto II de Mónaco: el príncipe de las fiestas en Chipre

Mientras que Charlene de Mónaco disfruta de la Semana Santa con su supuesto amante, el príncipe Alberto tomó la decisión de apartarse de los problemas y de su ‘infeliz matrimonio’ con la sudafricana al aceptar la invitación del magnate chipriota John Christodoulou para disfrutar de unas breves vacaciones en la nación mediterránea. El príncipe monegasco se trasladó a Chipre para participar en varios actos, entre ellos el concurso escolar Love Cyprus, en el que actuó como presidente del jurado de una competición de más de doscientas escuelas primarias y secundarias de dicho país. Pero como todo no podía ser trabajo, el hermano de Carolina de Mónaco aprovechó su estancia en Chipre para hacer un poco de turismo y convertirse en el ‘príncipe de las fiestas’, demostrando su lado más divertido lejos de su esposa.

El soberano ha sido el invitado de honor en una gala que se llevó a cabo en un hotel de Limassol, evento en el que también estuvo presente el presidente de Chipre, Nikos Christodoulides. En esta velada, Alberto recibió un premio por su contribución a la preservación ambiental. Sin embargo, lo que más llamó la atención en el evento fue su gran sentido del humor y su espíritu fiestero, puesto que no dudó en participar en una danza grupal con algunos de los invitados.