Las impactantes imágenes de la reciente ceremonia de coronación de Carlos III, celebrada el pasado 6 de mayo en Londres, han dejado al descubierto la tormentosa relación entre el príncipe Alberto de Mónaco y su esposa Charlene. En ellas, se puede observar una abrumadora distancia y frialdad entre la pareja, lo cual contrasta drásticamente con las muestras de afecto y la complicidad que se espera de un matrimonio.  Como era de esperarse, estas fotos han encendido nuevamente las alarmas sobre una supuesta crisis matrimonial entre ellos, y han alimentado las teorías de que la ex nadadora olímpica está desencantada con su vida como royal monegasca, insinuando que su matrimonio con el soberano de Mónaco no es más que una fachada donde las sonrisas forzadas y los gestos protocolarios han sustituido al verdadero amor.

La tensión e incomodidad entre los príncipes de Mónaco captada por los fotógrafos en la coronación de Carlos III

Las actitudes del príncipe y la princesa de Mónaco frente a la prensa han dejado en evidencia la gran indiferencia que existe en su relación. De hecho, algunas personas han señalado que parecen dos extraños, y que Charlene solo ha sido "contratada" para representar a la realeza monegasca, un negocio frívolo que ha afectado la salud mental de la sudafricana en los últimos años.

En la ceremonia de coronación de Carlos III y Camilla Parker-Bowles, Charlene lució un conjunto monocromático en tonos crudos, de dos piezas y con una chaqueta y falda a juego. Sin embargo, su actitud apática fue mucho más llamativa que su atuendo. Caminando junto a su marido, el príncipe Alberto, a las afueras de la Abadía de Westminster, apenas esbozó una media sonrisa y cuando lo hizo, fue evidente que era forzada y poco auténtica. La incomodidad se apoderaba de ella, demostrando así que su corazón no está en su papel de princesa.

La falta de conexión: Charlene y Alberto como dos extraños en el torneo de tenis de Montecarlo

Esta no es la primera vez que Charlene de Mónaco muestra su descontento públicamente. Hace unos días, durante el torneo de tenis Master 1000 de Montecarlo, donde asistió con su esposo y sus dos hijos, Jacques y Gabriella Grimaldi, la princesa parecía estar en otro lugar. Charlene mantuvo una actitud fría y distante durante todo el evento. Las imágenes captadas por los paparazzi revelaron una falta de comunicación evidente entre ella y el príncipe Alberto, y su sonrisa forzada tan solo consiguió aumentar la tensión y la incomodidad entre ellos.

Pero, ¿qué es lo que realmente impulsa a Charlene a seguir en este matrimonio? Según informes de medios franceses, el príncipe Alberto y Charlene mantienen un acuerdo económico millonario para mantener la apariencia de un matrimonio sólido y estable. La revista 'Voici' afirma que el Príncipe Serenísimo le ha ofrecido a Charlene un sueldo anual de 12 millones de euros a cambio de que ella permanezca a su lado y retome su agenda oficial como consorte de Mónaco. Esto le permitirá conservar la custodia de sus dos hijos, quienes quedarían al cuidado exclusivo de Alberto de Mónaco en caso de que ella decida divorciarse.