La rivalidad entre Charlene Wittstock, la esposa de Alberto de Mónaco, y sus cuñadas, las princesas Carolina y Estefanía de Mónaco, ha sido un tema recurrente en los círculos de la realeza. Lo que alguna vez fue una relación llena de risas y complicidad durante el noviazgo de Charlene y Alberto por allá en 2006, ahora se ha convertido en una guerra fría llena de desplantes y ausencias públicas.

Según se ha dado a conocer, el origen de esta tensión parece remontarse a la boda del príncipe Alberto y Charlene en 2011, un día que se suponía lleno de felicidad pero que se convirtió en uno de los más turbulentos de la vida de la sudafricana, dado que se ha rumoreado que la ex nadadora olímpica intentó huir de su boda y al ser descubierta fue obligada a asistir a la ceremonia. Además, durante el banquete, se produjo un error de protocolo que se ha señalado como uno de los detonantes de la rivalidad entre Charlene y Carolina.

El error de protocolo en la boda: ¿el comienzo de la hostilidad?

Françoise Dumas, encargada de asignar los lugares en el banquete, realizó un cambio en el protocolo habitual, ya sea por error o a propósito. Según la norma, el padre de la novia debería haberse sentado a la derecha de Charlene, mientras que Carolina, como madrina, debería haber ocupado el puesto a la izquierda de Alberto. Sin embargo, en esta ocasión, Lynette Humberstone Wittstock, madre de Charlene, ocupó el lugar junto a Alberto en la mesa presidencial. Este gesto no pasó desapercibido para Carolina, quien se sintió excluida en un día tan especial para su hermano, así que comenzó a mostrarse indiferente con ella en todos los eventos públicos en los que coincidían.

La sombra de Grace Kelly: el papel incómodo de Charlene como princesa

Otra teoría sugiere que Carolina fue consciente de las dificultades de adaptación de Charlene a su nueva vida y funciones como miembro de la realeza monegasca. La princesa de Hannover considera que la ex nadadora olímpica no es digna de representar a la Casa Grimaldi, dado que no cumple con sus responsabilidades en el Palacio y suele dejar solo al príncipe Alberto en la mayoría de los eventos de su agenda oficial.

A pesar de que el escritor Philippe Delorme, experto en realeza monegasca, asegura que Alberto de Mónaco eligió a una mujer que se asemejaba a su madre, Grace Kelly, lo cierto es que Charlene se ha sentido incómoda con ese papel que esperaban que interpretara, dado que siempre habrá comparaciones entre ellas y Carolina se ha encargado de demostrarle que nunca podrá compararse con su madre. Ante esto, algunos medios han señalado que Charlene decidió atacar a Carolina al afirmar que Mónaco es un lugar lleno de ‘tiburones y víboras”. Y aunque con Estefanía de Mónaco tampoco tiene una gran relación, no son amigas ni nada, lo cierto es que la relación entre ellas es un poco más cordial, pero no deja de ser distante. Tras una década de escándalos, Charlene continúa enfrentando la sombra de Carolina de Mónaco en Montecarlo, y su soledad se hace cada vez más evidente en el Palacio, por lo que el conflicto entre ellas no parece tener un final a la vista.