Carlos III tiene el deseo de morir con las botas puestas, como su madre, la reina Isabel II, aunque la monarca no tuvo nunca ningún problema grave de salud. Parece que el actual monarca no ha heredado la misma genética, ha salido más a su padre. El marido de Camilla Parker Bowles ha sufrido pequeños percances de salud, y justamente el año pasado él mismo confirmó que padecía cáncer, aunque no especificó ningún tipo. Prefirió guardar silencio al respecto y durante unos meses tuvo que retirarse de la vida pública. Fue el príncipe Guillermo quien se hizo con las riendas de la corona en funciones.

Hace un año que el príncipe Guillermo se ha convertido prácticamente en el protagonista de la corona, y es que su imagen está mejor valorada por los británicos. Sucede algo similar con Felipe VI y Letizia en España. Con ellos el futuro de la corona está garantizado.
Cambio en el estilo de vida de Carlos III
Es normal que el rey Carlos III tenga algunos achaques fruto de su avanzada edad, y es que ya son 76 primaveras las que acumula. Los médicos le han recomendado que baje el ritmo y tenga una vida más tranquila, sin olvidarse de unos básicos como una buena alimentación y ejercicio físico.
Al monarca le gustaba mucho dar largos paseos, sin embargo los médicos le han comentado que a partir de los 60 años es una práctica habitual pero es errónea. Hay una actividad que es mucho más saludable a partir de esa edad, ni caminar ni nadar. Hacer yoga.
Para practicar yoga no hace falta una experiencia previa ni tan siquiera unas excesivas condiciones físicas, además, el único material indispensable es un esterilla. Con el yoga controlamos la mente, bajamos los niveles de estrés y ansiedad, además mejoramos nuestra flexibilidad y la fuerza de todo nuestro cuerpo. Ayudamos a mantener el equilibrio.
El proceso natural de envejecer conlleva una serie de cambios profundos como la pérdida de masa muscular, de densidad ósea y por tanto una menor capacidad de mantener el equilibrio, con el consiguiente riesgo de caídas. Carlos III ya ha sufrido alguna y por ello los médicos le han recomendado esta disciplina.
El yoga también mejora dolencias y problemas típicos de la edad avanzada, como mayr fatiga, trastornos del sueño, dolor articular recurrente, cambios en la presión arterial y mayor vulnerabilidad a enfermedades como la hipertensión o la diabetes. Algunas personas también pueden experimentar una mayor lentitud cognitiva, pérdida de memoria, ansiedad y un bajo estado de ánimo.
