La decisión de viajar desde Barcelona a Madrid en AVE y no en avión ha provocado este lunes si no un conflicto, sí un buen arañazo diplomático entre el gobierno español y los congresistas norteamericanos Dana Rohrabacher i Brian Higgins, que este fin de semana se habían reunido en Barcelona, entre otros, con el president, Carles Puigdemont, para hablar del procés.

Los congresistas cerraron su visita a la capital catalana el domingo por la noche con una reunión con el president y el conseller, Raül Romeva, en el Salón Montserrat del Palau de la Generalitat, y acto seguido con una cena en la Casa dels Canonges, en la cual estuvo presente también el vicepresident, Oriol Junqueras, y el secretario de Govern, Joan Vidal.

La cena, prevista para las ocho, empezó con un poco de retraso. Lasaña de verduras, pescado y manzana al horno, acompañado con vinos catalanes. Acabó hacia las once y media. "Una cena institucional, cordial y agradable", según las fuentes consultadas. De hecho, la cita resultó tan institucional que la llegada de los congresistas fue recibida con la interpretación del himno norteamericano en el carillón del Palau.

Este lunes los congresistas tenían previsto salir a las 5:50 hacia el aeropuerto, para llegar media hora más tarde al Prat y poder coger el vuelo de las 7:20 a Madrid. Una furgoneta estaba prevista en el hotel para acompañarlos.

Pero no ha sido así. En el último momento, han decidido que no querían ir en avión sino con AVE. De repente la agenda se ha complicado. Tanto, que no han podido llegar a la reunión que tenían prevista en la Moncloa a las 9:30 con diferentes altos cargos, entre los cuales las diplomáticas Cristina Ysasi y María Bassols, encargadas por el Ministerio de Exteriores de desactivar la acción exterior del Govern a favor del procés. Tampoco han podido celebrar la reunión con el secretario de Estado de Interior, José Antonio Nieto, programada para las 11:30.

Las razones de todo, sin embargo, no han acabado de quedar claras. Europa Press, citando fuentes del Ministerio de Exteriores, ha asegurado que "los políticos estadounidenses rechazaron viajar en avión a Madrid para cumplir con la agenda que previamente habían pactado". El diario El País, citando al Ministerio del Interior, añade que "la delegación norteamericana había llamado a última hora para anularlo con el argumento que la noche anterior habían ido a dormir muy tarde".

Más allá de las razones que hayan provocado el giro de la agenda, el resultado es que el retraso de los congresistas se ha interpretado como una plantada por parte del gobierno español que, a su vez ha replicado sustituyendo la cita con el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, por un encuentro con un subalterno. En el ministerio tampoco escondían que no había especial interés en reunirse con un congresista que se había reunido previamente con Puigdemont.