Tal día como hoy del año 1916, hace 101 años, nacía en Barcelona Joan Baptista Cendrós i Carbonell, que en el transcurso de su vida –durante los años de plomo de la dictadura franquista– sería uno de los más importantes activistas y mecenas de la cultura catalana. Cendrós es una figura clave para entender la resistencia catalana durante la etapa crítica de prohibición y de persecución de la lengua y de la cultura como elementos de identidad nacionales. Y también es una figura clave en el proceso de reconstrucción nacional iniciado a partir de la recuperación de las instituciones de gobierno históricas y democráticas. Joan Baptista Cendrós sería, entre muchas otras cosas, un prolífico editor en lengua catalana y sería también uno de los fundadores de Òmnium Cultural (1961).

La historia contemporánea de la familia Cendrós arranca en una barbería de la calle de la Carnisseria, en la parte histórica de Valls (Alt Camp). Según el escritor Genís Sinca –biógrafo de Cendrós en El cavaller Floïd (Proa Edicions)– cortaban gratis el pelo de los escolapios de la calle del Carme. Cuando los Cendrós se marcharon hacia Barcelona, los escolapios, en agradecimiento, les regalaron la receta de un ungüento de elaboración propia –hecho con productos naturales– que utilizaban con mucho éxito para curar afecciones dermatológicas leves. El ungüento de los escolapios de Valls, mejorado y comercializado por los Cendrós de Barcelona, se convertiría en el aftershave Floïd, pionero de este género y producto estrella de la Catalunya de los años del jazz y del charlestón.

Primer examen de profesorado de catalán. Font Omnium Cultural

Primer examen de profesorado de catalán

Floïd mejoraría sustancialmente la condición económica de los Cendrós. En 1937, sin embargo, murió prematuramente el padre. Y a partir de aquel momento Joan Baptista Cendrós tomaría las riendas del negocio y se iniciaría la historia de compromiso personal con Catalunya y con su identidad nacional. Cendrós fue miembro destacado de un pequeño grupo de empresarios que, durante la dictadura franquista, emplearon buena parte de sus ganancias a la promoción y a la difusión de la cultura catalana. Una labor que, en aquel escenario político y sociológico, adquirió un valor y una significación extraordinarios. Cendrós sería reconocido como una personalidad fundamental en la etapa de resistencia nacional con la concesión de la Creu de Sant Jordi, en 1985, el año anterior a su desaparición.