La muerte ocupa los primeros titulares de este joven 2017. Una cuarentena de personas asesinadas tras un ataque terrorista en una discoteca de Estambul en la que se celebraba una fiesta de Fin de Año. Un reducido grupo de atacantes, según algunas fuentes disfrazados de Papá Noel, habrían abierto fuego en una lujosa sala de fiestas frecuentada por personajes de las revistas turcas y por extranjeros.

En Madrid, un joven con una orden de alejamiento desde el pasado mes de noviembre asesinó la noche de Fin de Año a una mujer en el domicilio de la pareja. La lacra de la violencia machista que el pasado año se cobró la vida de 50 mujeres ha esperado muy pocas horas para inaugurar la lista del 2017. De nuevo se pone de manifiesto la insuficiencia legal para reducir el gran mal de la sociedad actual: garantizar la vida de las mujeres que son perseguidas muchas veces por sus asesinos ante una impunidad generalizada.

Noticias que nos sobrecogían en el 2016 vuelven a saltar a los titulares apenas comenzar el 2017. El año nuevo arrastra lacras ya conocidas y la tregua que ha ofrecido el cambio de dígito ha sido más que breve, inexistente. La dura realidad se impone indiferente a celebraciones y nos brinda una primera lección: los riesgos del 2016 se mantienen intactos y bajar la guardia es un lujo que no nos podemos permitir ante los desafíos de un mundo que nos ponen cada día a prueba. Ya sea a miles de kilómetros o tras una puerta de la propia escalera de vecinos.