Hace unas semanas, hablando con mis padres (dos de las personas más sabias que conozco), comentaron que cada vez se ven menos niños en la calle y más perros. Esta inocente apreciación se podría extrapolar a cualquier ciudad española. Pero incluso más allá de nuestras fronteras, a muchos otros países.

El envejecimiento de la población y el problema demográfico empieza a ser un cuestión alarmante. Y lo será mucho más en unas décadas. 

Además del tema de las pensiones, que sí que ocupa discusiones políticas, las estrategias de muchos gobiernos carecen de visión a largo plazo en este tema. Los intentos de fomentar la natalidad y la familia, como en Hungría, Polonia, o incluso Singapur, han fracasado. Y no hay brillantes ideas que atajen el escenario social y económico que vendrá.

En 2050, la mayoría de los países del mundo tendrán una tasa de natalidad inferior al 2,1 (ya hoy la tienen bastantes países desarrollados), la considerada como tasa de reemplazo. No es una situación solo de países ricos, ya que otros como China o Brasil también decrecerán su población. Solamente aumentarán en habitantes los países africanos y Oriente Medio. El envejecimiento será progresivo, con una pirámide poblacional cada vez más invertida

Y los lectores se preguntarán: ¿y qué tiene que ver esto con la innovación? Pues mucho. Resulta que está ampliamente estudiado que las etapas más prolíficas para desarrollar soluciones diferenciales, que consiguen cambiar las reglas del juego empresarial, se sitúan en los 30 y los 40. La mayoría de patentes y modelos disruptivos se suelen generar por individuos en esos periodos de su vida.

Cuando trabajo en proyectos de gestión de innovación con empresas siempre pregunto dos cosas: ¿quién va a generar las ideas? Y ¿quién va a comprar tu innovación? Y esto puede cambiar exponencialmente en las próximas décadas.

La innovación es un motor fundamental para aumentar la productividad de un país. Eso que siempre se les olvida a los políticos cuando hablan de economía y salarios. Y una población con menos gente joven, será menos prolífica para crear valor diferencial, por su menor capacidad de innovar.

¿Significa esto que las personas mayores no pueden ser innovadoras? No. Pero si ya no están en su etapa laboral y disminuye su capacidad de ser novedoso, también lo hará la sociedad en la que viven.

"Una población con menos gente joven, será menos prolífica para crear valor diferencial, por su menor capacidad de innovar"

En las últimas décadas he trabajado en varios proyectos internacionales que pretendían reforzar la Silver Economy, aquellas actividades que pretenden satisfacer las necesidades de las personas mayores. Sin embargo, este campo no tiene todo el peso que debería tener en relación a la estructura social. Ni todo el apoyo público y financiero. ¿Pensemos qué hacen la mayoría de las start-ups? Son empresas de jóvenes, que hacen productos para jóvenes. Cuyo mercado objetivo cada vez será más pequeño. Obviamente, no todas, pero sí un número muy grande.

Por tanto, en el futuro muy próximo, muchos de los países que envejecemos necesitaremos inmigración. Inmigración, no solo como mano de obra, sino también como talento importado. La mano de obra de tareas automatizables, probablemente podrá ser sustituida por tecnología. Pero la cuestión será ¿quién la generará? Y aquí anticipo una carrera por captar y atraer talento importado, en la que muchos países estamos muy retrasados. 

Y con este panorama, nos encontramos ante una ola de políticos antinmigración en muchos países desarrollados y ya envejecidos. Ciertamente, una visión muy miope. E hipócrita. ¿Recuerdan el muro de Trump en la frontera con México? Pues resulta que muchos de los CEO o fundadores de algunas de las principales empresas de EE.UU. no nacieron en el país y son de origen inmigrante: Google, Microsoft, Adobe, e incluso dos insignias del American way of life, como Mc Donald’s y Coca-Cola, tienen CEOs extranjeros. 

En el futuro, la batalla por el talento será clave, por escaso y global (aún más que hoy). Y los entornos favorables al desarrollo del mismo y de la innovación serán la clave para su atracción y retención.  Algunos países ya nos llevan ventaja. Pero ¿han oído propuestas que anticipen este escenario y propongan soluciones para el mismo, más allá de la tasa de revalorización de las pensiones? Yo tampoco.