Decía la semana pasada un experto que el buen comportamiento tanto de las Bolsas como de los bonos encerraba una paradoja. Los datos de desaceleración económica y de desinflamiento de la inflación (valga la redundancia), como los que se dieron a conocer el pasado jueves en Estados Unidos, provocan una cierta euforia con caída de rentabilidades de los bonos y alzas en los precios de las acciones. Pero, al mismo tiempo, estos datos de debilidad económica, que son tan bien acogidos por la comunidad inversora que ve emblandecerse la mano férrea de los bancos centrales (Fed y BCE), encierran que las economías van a ir peor y que, por tanto, los beneficios se resentirán. 

Entonces, lo lógico sería que los bonos fuesen bien —como han ido— pero las acciones deberían descontar un escenario de menor crecimiento y, por tanto, de menores beneficios. Incluso, los datos conocidos el pasado viernes de los bancos estadounidenses ya indican esta contradicción. Han terminado el año con un excelente trimestre, incluso como en el caso de JP Morgan con una ganancia histórica en este periodo, pero han preferido no mostrar todo el brillo de sus resultados. Prevén un 2023 menos eufórico en ganancias por la desaceleración y han optado por incrementar sus provisiones para tiempos peores. Un buen ejemplo y resumen del panorama al que nos enfrentamos.  

Pero esta reflexión que debe estar en el ánimo de los inversores aún es prematura. De momento, a disfrutar del momento de bancos centrales más tranquilos y contando con los resultados de un 2022 que esta semana empezarán a conocerse en el sector industrial estadounidense, con novedades en Europa, además. Ya habrá tiempo para hacer cábalas con las cuentas del primer trimestre del 2023 y cómo les afecta el menor crecimiento. Enero sigue celebrando su fiesta y, de momento, pese a la prudencia de la banca estadounidense, reflejo de un futuro menos esplendoroso, hay tiempo para seguir gozando con la subida. Los agoreros ya se han perdido un espectacular arranque de año y además de perder dinero, la otra cosa más dolorosa es quedarse fuera a las puertas del festejo

En la semana que comienza, los datos más destacados vendrán de Alemania sobre la confianza en su economía, en la que se espera una mejoría notable hasta el -15 (se trata de un índice) que en octubre del pasado año estaba en -60. El estado de ánimo ha cambiado y rápido. El otro dato significativo vendrá de Estados Unidos con el índice de producción industrial que se conocerá el próximo miércoles y que se espera que llegue a cero con el precedente de -0,2. O sea, una economía más pujante en su industria cuando hace unos meses la preocupación era sobre la paralización de su actividad, dada su dependencia del gas ruso. Los alemanes han hecho malabares y esta misma semana se conocía que habían diversificado totalmente los suministros de materia prima tan clave. 

Este lunes, no habrá referencia en Wall Street al estar cerrado por el Día de Martin Luther King y las bolsas europeas no tendrán donde apoyarse a la hora del cierre del mercado. En Europa se conocerá el índice ZEW de confianza inversora. 

El martes vendrán muchos indicadores desde China. La vuelta a la normalidad del gigante asiático suscita también muchas esperanzas, sobre todo para Europa, con la que mantiene una intensa relación comercial. Se conocerá el PIB anual que mostrará previsiblemente una caída respecto a trimestres anteriores. Asimismo, la producción industrial y las ventas minoristas, datos no muy relevantes, ya que se fraguaron durante la política del Covid Cero. El miércoles esperan datos de la inflación subyacente de la eurozona que se prevén estables respecto a pasadas referencias y numerosos indicadores hipotecarios provenientes de Estados Unidos. Datos clave para ver la situación de las familias estadounidenses y su respuesta al consumo. Los tipos más altos hacen daño, pero el buen comportamiento del mercado laboral impide caer en tremendismos. El jueves, los datos hipotecarios en EEUU tornarán en indicadores inmobiliarios sobre el inicio de las nuevas viviendas, mientras el viernes esperan otros referidos a las compraventas de la segunda mano. Y ese mismo viernes Alemania se despide con el índice de precios del productor.  

Como el ambiente ha cambiado a positivo y no se permite la entrada de aguafiestas a los mercados, pues habrá que seguir disfrutando, aunque siempre en acciones o activos de renta fija que merezcan la pena y aguanten ambientes menos felices.