El bitcoin surgió en 2009 como una moneda alternativa en respuesta a la crisis bancaria de aquel momento. Lo que al principio parecía una propuesta que pronto desaparecería por falta de inversores, ha ido experimentando, a lo largo de los años, una sorprendente transformación y crecimiento. El entorno económico caracterizado por bajas rentabilidades, el anhelo de los grandes inversores por asumir más riesgo a cambio de mayores beneficios y el efecto FOMO ('fear of missing out' o 'miedo de quedarse fuera'), han propiciado una expansión y evolución significativa de todo el ecosistema cripto.

Sin similares precedentes y de forma asombrosa, el bitcoin y el resto de criptoactivos han trascendido su mero carácter financiero para convertirse en algo más que monedas digitales. De hecho, se ha convertido en una especie de "juego" para los adolescentes, atrayéndolos con su entorno tecnológico y oportunidades de obtener ganancias fáciles. De modo que, las criptos han logrado captar la atención tanto de inversores como de los jóvenes, que ven en él una forma divertida de participar en los mercados y un nuevo método para conseguir dinero rápido.

Según una investigación realizada por plataforma Piplsay, el 49% de los millennials y el 13% de la Generación Z poseen o son dueños de criptoactivos. Paralelamente, un reciente estudio realizado por la plataforma de intercambio de criptomonedas Bitget, revela que el 46% de los millennials en países con elevada densidad de población, como son Estados Unidos, China, Japón o Alemania, son propietarios de criptomonedas, en comparación con el 25% de la Generación X, el 21% de la Generación Z o el 8% de los baby boomers.

Estos datos reflejan claramente que los jóvenes tienen una especial atracción por este mundo financiero alternativo, demostrando un creciente interés y participación en las criptomonedas y otros activos digitales. De hecho, según un estudio realizado por The Tokenist, los millennials tienen más confianza en las criptodivisas que en el mercado de valores, el sector inmobiliario o el oro. Factor que no debería sorprendernos, puesto que los millennials se caracterizan por ser una generación joven altamente digitalizada e hiperconectada, que ha crecido en un entorno altamente tecnológico y en constante evolución. Además, la accesibilidad y simplicidad de las plataformas de intercambio de criptomonedas han permitido que estos se introduzcan en este nuevo mundo financiero con relativa facilidad. Abrir una cuenta para comprar criptodivisas es fácil y rápido, a diferencia de abrir una cuenta de valores en una entidad financiera.

Las criptomonedas son activos que existen exclusivamente en formato digital y pueden ser compradas, vendidas, almacenadas o intercambiadas. A pesar de sus características únicas, se han convertido en un nuevo tipo de activo en el mundo de las inversiones. Una de las ventajas destacadas es que estas pueden negociarse las 24 horas del día, los 7 días de la semana, durante todo el año, lo cual se ajusta perfectamente al estilo de vida de las generaciones más jóvenes.

Además, los millennials son una generación que se distingue por su acceso instantáneo a la información, su amplio uso de redes sociales y su facilidad para realizar transacciones financieras digitales. Tres elementos clave que combinados propician su participación en el mundo de los criptoactivos.

No obstante, si consideramos lo difícil que resulta para los jóvenes generar ingresos en la sociedad actual, resulta comprensible su atracción por esta nueva forma de operar en mercados financieros no regulados. Porque, al fin y al cabo, tanto jóvenes como no tan jóvenes, se dejan influir rápidamente por la búsqueda de dinero rápido y fácil.

Sin embargo, a menudo se olvida la otra cara de la moneda, donde se incluyen las pérdidas y los riesgos, la falta de educación financiera y la desinformación. Invertir en bitcoins u otras criptodivisas no es tan simple como sencillamente observar su valor. Estas inversiones son altamente volátiles y pueden generar tanto ganancias significativas como pérdidas considerables. A pesar de su rápida difusión y su popularidad, la mayoría de las personas tienen un conocimiento muy limitado sobre ellas e incluso carecen de una comprensión básica de los conceptos y su funcionamiento. Además, no hay que perder de vista los riesgos que comporta dicha inversión, ya sea en la volatilidad de la moneda digital, el riesgo de la plataforma o el riesgo en la seguridad de la cadena de bloques usada, por citar algunos. Es por todo ello, que los expertos recomiendan destinar un máximo del 5% de la cartera o de la inversión total en cripto activos.