Las reacciones de Elon Musk tras su entrada, no sé hasta qué punto, obligada por sus compromisos previos, en Twitter han mostrado la peor cara del sudafricano.

En situaciones normales, todo el mundo está más o menos a la altura. Y cuando el viento va de cara, hasta el más incompetente se nos antoja un fuera de serie. La prueba de fuego de todo profesional está en situaciones de dificultad, cuando las cosas vienen mal dadas y todo se pone cuesta arriba.

Es en tales situaciones cuando se activa el estrés personal y profesional. Bajo mi punto de vista, los buenos directivos o empresarios no son tanto aquellos que aciertan o fallan poco o mucho ante los retos, pues la componente suerte a veces influye más de lo que nos gustaría. Los buenos profesionales son aquellos que saben absorber, sobrellevar, canalizar y no verter sobre los demás el estrés.

Las reacciones en caso de estrés son variopintas y dependen esencialmente no solo de la sangre fría, paciencia y templanza personales sino de la estructura de personalidad de cada uno. Algunas personas, cuando se estresan se dedican a perseguir a los demás, a hiper controlar y a activar sus instintos de desconfianza. Otras personas, bajo estrés, se bloquean y cometen errores. Les cuesta pensar y razonar con claridad y, a la postre, no actúan o lo hacen a destiempo. Un tercer tipo de personas se dedican a perder los estribos, a enfadarse, gritar y asustar al personal. Es su forma de sacar los nervios. Una lamentable forma de liderazgo. Los hay más sibilinos. Actúan como el pasivo-agresivo, no reconocen su responsabilidad y recurren a la inacción como forma de dar salida a lo que no saben o pueden guardar para sí. Finalmente, están los que culpan a los demás de todos los problemas. Ellos nunca tienen la responsabilidad.

Estas son las reacciones más habituales. Puede haber alguna más. Pero cuando el profesional no sabe canalizar el estrés actúa de alguna de estas formas o mediante una combinación de las mismas. Elon Musk ha combinado varias. 

Rafa Nadal, en situaciones límite, despliega su mejor juego y suele dar la vuelta a los partidos. En entrevistas de trabajo hay que preguntar o someter al candidato a una situación díficil. Para ver cómo reacciona

Por el contrario, están aquellos quienes no solo toleran el estrés, sino que lo utilizan positivamente y en su favor. Rafa Nadal, en situaciones límite, despliega su mejor juego y suele dar la vuelta a los partidos. Ahí están los genios, esa es la cualidad que marca la diferencia. Y, por eso, en entrevistas de trabajo, lo que hay que hacer es preguntar o someter al candidato a una situación difícil. Para ver cómo reacciona.

Las situaciones de estrés requieren, esencialmente, cuatro cosas. Conectar con lo positivo, tomar distancia, realizar un buen diagnóstico y, finalmente, trazar un plan de acción. Lo primero es importante. En estrés, tendemos a concentrarnos solo en lo negativo, en lo que no va. Y olvidamos todo lo positivo conseguido y los recursos y ventajas de las que disponemos. En segundo lugar, la toma de distancia. Saber elevarse, mirar a lo lejos, un poco más allá de la acuciante amenaza inmediata. Esto es importante porque las decisiones importantes en empresa deben tomarse pensando en el medio plazo. El pan de hoy y hambre de mañana devasta negocios, productos y marcas. En tercer lugar, disponer de un certero diagnóstico, para lo que recomiendo una mirada de equipo. La realidad es como un prisma. Dependiendo del ángulo del observador, una misma realidad puede cambiar. Siempre he defendido los diagnósticos compartidos porque permiten reducir al máximo el sesgo del observador y el prejuicio. Y, finalmente, el plan de acción. La comunicación y la actuación son las dos grandes herramientas para combatir el estrés. Son los dos grandes reductores de miedo.

Las personas que toleran y canalizan bien el estrés son esenciales en las organizaciones y, por supuesto, en la política. Distinto a Musk, Zelenski es un ejemplo alucinante de ello. Incluso en las situaciones más críticas no ha perdido la compostura. Fíjense cómo en cada situación ha procedido como hemos descrito: conectar con lo positivo de la situación, mirada lejana, diagnóstico, comunicación y acción. Su oficio era el de payaso. Los artistas saben manejar el estrés. Y quienes no lo manejan bien, acaban haciendo el payaso, pero no en el circo, sino en la empresa.