La Comisión Europea ha iniciado una investigación formal contra Google, sospechando que podría estar manteniendo prácticas comerciales anticompetitivas en el desarrollo y entrenamiento de sus modelos de inteligencia artificial. Esta decisión eleva significativamente la presión reguladora sobre una de las compañías líderes en la carrera global por la supremacía en IA. La investigación se centrará en examinar en profundidad si Google utiliza su posición dominante en diversos mercados en línea para distorsionar la competencia en el sector de la inteligencia artificial general.
En concreto, los investigadores de Bruselas analizarán dos líneas de acción presuntamente ilegales. En primer lugar, se evaluará si Google impone condiciones injustas a editores, medios de comunicación y creadores de contenido para obtener licencias de uso de sus obras protegidas por derecho de autor. El objetivo es determinar si estas condiciones vulneran la capacidad negociadora de los titulares de los derechos. En segundo lugar, la Comisión examinará la acusación de que Google se concedería a sí misma un acceso privilegiado y preferente a los contenidos de sus propias plataformas (YouTube, Google Books o Google News) para entrenar sus modelos de IA, como Gemini 3 Deep Think. Esta práctica, según las instituciones comunitarias, privaría a los competidores de la materia prima necesaria para desarrollar tecnologías similares, poniéndolos así en una desventaja insalvable.
Un contexto de tensión reguladora creciente
Esta no es la primera vez que las autoridades europeas cuestionan las prácticas de Google en este ámbito. Hace solo unos meses, la autoridad de la competencia francesa impuso una multa sustancial a la compañía por un caso relacionado con los derechos de los editores de prensa. Ahora, la investigación de la Comisión Europea representa una escalada, pasando de acciones nacionales a una búsqueda de carácter continental. Además, este movimiento se enmarca en una semana de gran actividad reguladora por parte de Bruselas hacia las grandes tecnológicas norteamericanas.
Se trata de la segunda investigación abierta en menos de siete días, después de que la Comisión anunciara una acción similar contra Meta por posibles infracciones en el ámbito de la protección de datos y competencia. El pasado viernes, además, la red social recibió una multa de 120 millones de euros por otros incumplimientos, decisión que generó una fuerte reacción diplomática por parte de la administración de Donald Trump.
Estas acciones consecutivas confirman la determinación de la Unión Europea, a pesar de las presiones políticas y comerciales, de aplicar con rigor su estricto marco normativo, que incluye no solo las reglas de competencia sino también la reciente Ley de inteligencia artificial y las directivas sobre derecho de autor en el mercado único digital. En el centro del debate aparece un conflicto de fondo entre dos modelos. Por un lado, la necesidad de permitir la innovación tecnológica y el progreso en un área estratégica como la IA. Google defiende con vehemencia que sus herramientas, como Gemini 3 Deep Think, ofrecen un valor transformador inédito, con capacidades de razonamiento complejo que pueden revolucionar sectores como la educación, la investigación o la productividad empresarial.
Por otro lado, las instituciones europeas y los titulares de derechos insisten en la necesidad de establecer reglas claras para asegurar que la revolución de la IA se construya sobre una base sostenible. El principio es sencillo: quien genera el conocimiento, la creatividad y la información debe ser compensado de manera justa cuando este material es utilizado para crear productos comerciales de alto valor. El objetivo de Bruselas no es frenar la innovación, sino evitar que la evolución de la inteligencia artificial se pague con la pérdida de los derechos de propiedad intelectual.
Posibles consecuencias y futuros escenarios
La investigación abre ahora un período de recogida de información, intercambio de documentos y posibles audiencias. Si la Comisión concluye que ha habido una infracción de las normas de competencia de la UE, las consecuencias para Google podrían ser históricas. Más allá de una posible multa de miles de millones de euros, la decisión podría obligar a Google a cambiar de manera radical sus prácticas comerciales y sus acuerdos de licencia. Esto establecería un precedente global sobre cómo se debe gestionar el acceso a los contenidos para el entrenamiento de IA, reconfigurando el mercado y posiblemente obligando a todos los actores a buscar nuevos modelos de negocio más transparentes y colaborativos.
De momento, Gemini 3 Deep Think ya está disponible para los usuarios más avanzados, marcando un hito técnico para Google. Pero la sombra alargada de la regulación europea, simbolizada en esta investigación formal, ha marcado el lanzamiento más importante del año para la compañía. Lo que se decida en Bruselas en los próximos meses no solo determinará el futuro de esta herramienta en concreto, sino que trazará las líneas maestras del campo de juego en el que se desarrollará la carrera de la inteligencia artificial en Europa y, muy probablemente, en todo el mundo.