En plena revolución tecnológica global, Europa ha puesto en marcha una red estratégica de fábricas de inteligencia artificial (las llamadas AI Factories) con el objetivo de reforzar su autonomía digital, impulsar la innovación y, sobre todo, democratizar el acceso a la supercomputación.

En este escenario, España ha emergido como uno de los países pioneros de la Unión Europea, al contar ya con dos de estas factorías aprobadas por la Comisión Europea: el Barcelona Supercomputing Center (BSC) y el Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA), en Santiago de Compostela.

Estos dos hubs tecnológicos sitúan al Estado a la vanguardia del desarrollo de modelos de IA confiables, sostenibles y éticos, y representan un salto estratégico para la competitividad y la soberanía tecnológica de todo el continente.

Una fábrica de inteligencia artificial se concibe como un espacio de innovación donde se diseñan, prueban e implementan soluciones basadas en IA con el apoyo de la supercomputación, datos masivos y talento especializado.

Estas AI Factories funcionan como centros de experimentación donde investigadores, empresas y administraciones públicas colaboran para desarrollar aplicaciones avanzadas en ámbitos tan cruciales como la salud y la biotecnología, el clima y la sostenibilidad, la industria y la energía, o la agricultura.

Según la Comisión Europea, estas infraestructuras aprovechan la capacidad de cálculo de la Empresa Común Europea de Computación de Alto Rendimiento para crear modelos de IA generativa de última generación, garantizando la confianza, la seguridad y el cumplimiento de los valores europeos.

Una red para la soberanía digital

El lanzamiento de estas fábricas se enmarca dentro del AI Innovation Package y del AI Continent Action Plan, las grandes estrategias de la UE para consolidar un ecosistema digital competitivo y reducir la dependencia externa.

La Comisión Europea prevé que entre 2025 y 2026, como mínimo 15 fábricas de IA y diversas antenas asociadas estén ya operativas, multiplicando por tres la capacidad actual de supercomputación en Europa.

Estas instalaciones están pensadas específicamente para dar soporte a empresas, pymes, universidades y centros de investigación, ofreciéndoles acceso a la potencia de cálculo necesaria para entrenar modelos de IA avanzados.

Además, se integran con otras iniciativas clave como las Testing and Experimentation Facilities, los Digital Innovation Hubs y el nuevo fondo InvestAI Facility, que cuenta con 20.000 millones de euros para financiar hasta cinco grandes AI Gigafactories europeas.

España se sitúa a la cabeza de este esfuerzo colectivo, siendo uno de los tres Estados miembros –junto con Alemania y Polonia– que cuenta con dos fábricas de inteligencia artificial. Ambas han sido impulsadas en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, dentro de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial, una de las palancas clave de la Agenda España Digital 2026.

La primera de ellas, ubicada en el Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS), fue una de las siete pioneras seleccionadas por la Comisión Europea en 2024. Dispone de uno de los superordenadores más potentes de Europa y su objetivo principal es “democratizar el acceso a la supercomputación”, lo que permite que no solo los grandes centros científicos, sino también las pymes y las empresas emergentes, puedan desarrollar modelos avanzados de IA.

El Gobierno, a través de los ministerios de Transformación Digital y de Ciencia, Innovación y Universidades, ha impulsado esta infraestructura para fortalecer el ecosistema de innovación nacional y convertir Barcelona en un referente europeo en IA generativa y computación avanzada.

La segunda factoría, aprobada también por la Comisión Europea, se ubicará en el Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA) y llevará el nombre de 1HealthAI. Este centro se centrará exclusivamente en el desarrollo de modelos de IA aplicados a la salud, la biotecnología y las ciencias de la vida. La iniciativa representa una inversión total de 82 millones de euros.

El proyecto cuenta con la participación de las tres universidades públicas gallegas, la Red CIGUS de centros de investigación, el hub europeo DATAlife y el centro tecnológico Gradiant, entre otros. Su objetivo es potenciar áreas como la medicina personalizada, la biotecnología azul, el envejecimiento saludable o la bioenergía, impulsando la creación de empresas emergentes, empleo cualificado y transferencia de conocimiento.

Un motor para la competitividad

Las fábricas de IA suponen un impulso fundamental para la autonomía tecnológica europea. Al integrar supercomputación, datos y talento, estos centros permiten acelerar la innovación, mejorar la competitividad de las empresas y garantizar que el desarrollo de la inteligencia artificial se produzca bajo principios éticos y transparentes, en línea con el marco regulatorio de la ley de IA europea.

En el caso de España, además, estas infraestructuras refuerzan el compromiso del Plan de Recuperación con el impulso de una transformación digital humanista, basada en la colaboración público-privada, la investigación científica y el desarrollo de un tejido empresarial innovador en todo el territorio. Se trata, en definitiva, de apostar por una tecnología que, más allá del progreso, no deje a nadie atrás.