El Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido enfrentar la proliferación de grafitis vandálicos en los edificios y equipamientos municipales. Mediante una estrategia dual que conjuga la investigación tecnológica con soluciones de limpieza respetuosas con el medio ambiente, la institución quiere pasar de la simple acción reactiva a una gestión integral, preventiva y disuasoria del fenómeno. El núcleo de este nuevo enfoque es un proyecto piloto que utilizará inteligencia artificial (IA) no solo para identificar pintadas, sino para atribuir la autoría, un trabajo que hasta ahora resultaba casi imposible de manera objetiva.
Este cambio de paradigma se materializa en dos contratos menores recién licitados por el Área de Medio Ambiente y Movilidad, a través del Servicio de Limpieza Pública y Gestión de Residuos. El primero, con un presupuesto base de licitación de 18.149,98 euros (IVA incluido), está destinado a la realización de un estudio técnico exhaustivo que servirá de base para el desarrollo de la herramienta de IA. El segundo, adjudicado a la empresa Nanocare Ibèria por un importe de 48.380,64 euros, se centra en la protección física de las superficies mediante un tratamiento ecológico innovador.
El contrato representa el brazo investigador de la estrategia. Su objetivo primordial es elaborar un diagnóstico de precisión sobre el impacto real del vandalismo gráfico en Zaragoza. Esto implica ir más allá de la simple cuantificación y cartografiar con detalle las zonas y edificios más castigados, establecer los perfiles de actuación más habituales y analizar la recurrencia de los daños. No obstante, el elemento verdaderamente revolucionario radica en la voluntad explícita de incorporar tecnologías de inteligencia artificial para el "reconocimiento caligráfico". En la práctica, esto significaría la creación de un vasto banco de imágenes digitales de todas las pintadas documentadas.
El algoritmo, tras un proceso de aprendizaje, sería capaz de identificar patrones únicos y característicos en los trazos, las letras, los símbolos o las técnicas utilizadas por cada autor. Las implicaciones son profundas. En el caso hipotético de que la Policía Local interceptara a un individuo realizando una pintada, la IA podría cruzar su "huella gráfica" con el archivo histórico. De este modo, se podría determinar con un alto grado de fiabilidad si esa persona es también la autora de otros actos vandálicos previos en diferentes puntos de la ciudad.
Protección y sostenibilidad de los equipamientos
En paralelo, y como muestra del enfoque integral, el Ayuntamiento ya ha puesto en marcha el contrato de protección de fachadas. La solución tecnológica que se implementará, con un plazo de ejecución de 30 días, es un tratamiento nanoparticular que se aplica sobre las superficies para crear una barrera protectora invisible. Este método ofrece múltiples ventajas sinérgicas:
- Eficacia y Eficiencia: Reduce drásticamente el tiempo y los recursos necesarios para la limpieza. Los grafitis se pueden eliminar utilizando únicamente agua a baja presión, sin necesidad de productos químicos agresivos, maquinaria especializada o equipos de alta presión que consumen grandes cantidades de energía.
- Conservación del Patrimonio: Evita los daños colaterales que producen métodos tradicionales como el chorro de arena o los abrasivos, que erosionan y destruyen la superficie original de los materiales, borrando su pátina y acelerando su degradación. De este modo, se alarga la vida útil del equipamiento y la infraestructura urbana.
- Compromiso Ambiental: El Ayuntamiento ha exigido específicamente un producto 100% ecológico, libre de disolventes y emisiones, y que no genera residuos peligrosos durante su aplicación o en el proceso de limpieza posterior. Esto convierte la lucha contra las pintadas en una acción alineada con las políticas de sostenibilidad de la ciudad.
La iniciativa global del Ayuntamiento de Zaragoza transmite un mensaje claro a los ciudadanos y, especialmente, a los potenciales autores de pintadas vandálicas. La combinación de una limpieza más rápida, eficaz y respetuosa, junto con la capacidad tecnológica para trazar y conectar autorías, supone un cambio cualitativo en la gestión de este conflicto.
Con estos pasos, Zaragoza no solo busca restaurar y preservar la imagen urbana y su patrimonio arquitectónico, sino que también reafirma su compromiso con una convivencia cívica de calidad, donde los comportamientos que dañan el espacio común se persiguen con las herramientas del siglo XXI, siempre dentro de un marco de eficiencia en el uso de los recursos públicos y de respeto hacia el medio ambiente. El éxito de este proyecto piloto podría situar la ciudad como referente en la aplicación de soluciones inteligentes y sostenibles para los retos de la gestión urbana.