Guillem López-Casasnovas es catedrático de Economía de la UPF. Experto en finanzas públicas y financiación sanitaria. Actualmente es presidente del Consejo Asesor de Política Económica de la Generalitat de Catalunya. Ha sido consejero del Banco de España, miembro del Consejo Asesor del Ministerio de Sanidad y de las comisiones estatales de Reforma de la Financiación Autonómica, entre otros. Columnista habitual de ON ECONOMÍA, responde el mismo cuestionario que Ángel de la Fuente por correo electrónico.

¿Cree que Catalunya está bien financiada? ¿Por qué?
A los ojos de la mayoría de los ciudadanos contribuyentes catalanes y de muchas asociaciones de la sociedad civil que los representan, ciertamente no. ¿Por qué? Por lo poco que vuelve de la recaudación catalana vista la transferencia autonómica, por debajo siempre de la capacidad tributaría mostrada e incluso del peso de la población en términos reales. ¿Estamos muy equivocados menos unos pocos negacionistas? Creo que somos lo bastante adultos todos para ignorar tanta evidencia.

Los pactos de investidura incluyen un modelo de financiación singular para Catalunya, que el Gobierno presentará en breve. ¿Por dónde cree que tendría que ir?
Por el mismo camino en que se reconoció la singularidad de los territorios históricos vascos, y mostrando solidaridad con el resto de España, pactando una contribución fiscal, a diferencia de la esporádica cuota vasca. Y quien diga que Catalunya es demasiado grande para disponer de un concierto como el vasco, que explique en qué argumento federal se basa más allá de las necesidades de territorios subvencionados.

¿Cree que el modelo de financiación tendría que incorporar las diferencias del coste de la vida entre territorios?
Sí, si queremos ser serios en las transferencias mesuradas en términos de capacidad adquisitiva de los receptores. Pero notad que lo que pueda entrar en la Generalitat como mayores ingresos se ha de trasladar en un mayor gasto en el bolsillo de los ciudadanos. No es dinero nuevo para nuevas actividades de las instituciones.

¿Qué grado de nivelación o solidaridad cree que tendría que conseguir el nuevo modelo?
Como dicen algunos, ciertamente ni los territorios ni los árboles pagan impuestos. Si fuéramos federales, aceptaríamos, sin embargo, que los impuestos que pagan los catalanes no son del Estado entendido como Administración central, sino también, de acuerdo con las leyes, de las instituciones que los representan en el territorio de pertenencia, compartiendo recursos y competencias propias. Y de aquí se derivaría el pacto (foedus) para una cuota de solidaridad. Pero en España hay muy pocos federalistas, más bien hay gente que piensa que desde el punto de vista fiscal no hay catalanes, sino españoles que viven en Catalunya, como decía Rajoy. Bien, si aceptamos que la solidaridad va de personas, yo veo que el mejor indicador es la Ley del IRPF que aprobamos entre todos en el Parlamento español. Tarifa y escala progresiva. Quien más renta tiene más paga. De manera que la cuota de solidaridad sería la diferencia entre el peso relativo de la renta de los individuos agrupados en jurisdicciones y el peso de la recaptación efectiva por IRPF. Si Catalunya tiene, pongamos, un 19% de la renta del Estado y la recaudación de los catalanes es del 23% en los impuestos directos, será porque somos de momento más ricos. Pues estos cuatro puntos es la solidaridad personal de la que hablaba. Es una indicación para los que niegan la mayor.

¿Cree que las comunidades autónomas con mayor capacidad fiscal tendrían que tener más recursos, de acuerdo con su mayor renta, además de tener en cuenta la población?
Sí, como he explicado. Notad que el sistema comentado respetaría la ordinalidad de la que tanto se habla y sería dinámica: si las cosas empeoran para los catalanes, como está pasando, la cuota tendría que bajar.

Los últimos datos de ejecución presupuestaria en Catalunya certifican un déficit inversor del Estado crónico en cuanto a inversión ejecutada. Por otra parte, los cálculos anuales de la Generalitat sobre balanzas fiscales en la última década hablan de un déficit medio del 8% del PIB catalán. ¿Cuál considera un saldo aceptable?
Desde 1984 he hecho análisis del déficit fiscal; en su día por encargo del Parlament con el Instituto de Estudios Fiscales de Madrid y reiteradamente a instancias de la Generalitat de todos los colores políticos. La cifra, te la mires como te la mires, es bastante estructural. La compone lo que devengan los ciudadanos de Catalunya a partir de los derechos y deberes reconocidos por los servicios públicos estatales, un gasto de inversiones de competencias centrales lo bastante discrecional, también en la ejecución, y una financiación autonómica que es un pequeño Frankestein como dice mi colega De la Fuente. Y por favor, que no me vuelvan a decir de la mayor solidaridad de Madrid, que la cosa ya cansa y todos somos mayorcitos...