La agencia de viajes Atlantida Travel y su touroperadorSoutherm Cross, llevan más de veinte años especializados en viajes de lujo. Con más de 80 empleados y oficinas repartidas entre Barcelona y Madrid, esta empresa catalana detalla cómo ha cambiado el turismo entre los viajeros de mayor poder adquisitivo. Desde la pandemia, por ejemplo, se ha priorizado más viajar en familia. "Ya no hace falta esperar a las bodas de oro, se puede hacer un gran viaje para celebrar 48 años de casados en lugar de 50", destaca Ernesto García Dresbach, executive manager en Southerm Cross.

Las nuevas generaciones, además, son muy distintas a las de sus padres o abuelos. Ahora mismo hay dos componentes esenciales en los viajes de lujo que diferencian a los hijos, de sus padres o nietos, comenta. Lo primero es que lo quieren todo de inmediato y eso ha hecho que la agencia, que prepara los viajes a medida y con mucho detalle, introduzca herramientas de Inteligencia Artificial para acceder a precios y datos en tiempo real, que les da mucha agilidad.

Y lo segundo, quieren conocer todo de primera mano y antes que nadie, incluso antes que sus amigos. Por ello, cuando un destino empieza a popularizarse en redes sociales, normalmente deja de tener atractivo para ellos. Más aún, si un influencer lo vende como un destino de precio asequible y no exclusivo. Algo que ha ocurrido últimamente con Maldivas. Dresbach recuerda que esto ya pasó en su momento con el popular anuncio de Curro en el Caribe. En el que se vendió Cancún y la Riviera Maya, como un destino de "pulsera y todo incluido", dejando de tener encanto para quienes buscan privacidad.

"En Maldivas ahora mismo hay unos 180 hoteles y resorts. El resto son islas deshabitadas o islas locales. Y entre estos hoteles hay de todo, desde casas de huéspedes a 20 dólares la noche hasta hoteles de 10.000 euros la noche, hay un abanico gigante", señala. "Cuando un influencer va a Maldivas, el fondo de pantalla siempre es el mismo, unas aguas cristalinas y turquesas, y unas playas maravillosas de arena blanca. Pero todo lo demás cambia. No es lo mismo alojarse en una villa privada con piscina, que en un edificio de tres plantas. El entorno es el mismo, pero la experiencia no", prosigue.

Ahora, además, muchos influencers con millones de suscriptores están promocionando Maldivas como un destino al que se puede viajar sin gastar mucho dinero. Y siendo esto es cierto, también lo es que muchos de sus seguidores no podrán viajar nunca a estas islas, aunque sea ahora más económico. Y que a muchos instagramers y tiktokers les han regalado el viaje. "¿Cuánto de ese contenido está patrocinado? No se sabe. El público objetivo serán millones de personas, pero ¿cuántos de ellos podrán viajar? No se sabe tampoco", cuestiona.

Sin embargo, esto está provocando un efecto adverso y es que al viajero de alto poder adquisitivo pueda "apetecerle ahora más otros destinos". En este sentido, el executive manager en Southerm Cross recuerda que esto pasó con Cancún y la Riviera Maya cuando empezó la famosa campaña de Curro en el Caribe, "que aparecía con un tubo de buceo saliendo del agua y la pulsera en la muñeca, donde tenías todo incluido". Hoy en día, explica, hay hoteles de 3.000 y 4.000 euros la noche, "pero tú dices Riviera Maya y automáticamente al cliente de alto poder adquisitivo le produce un rechazo. Porque piensan en ese tipo de público".

Destinos de lujo en 2025

Los clientes de Atlantida Travel, que no ofrece dos viajes iguales porque los diseña en exclusiva según lo que quiera el cliente, y tampoco organiza un viaje "por menos de 3.000 euros por persona" están demandando destinos del Mediterráneo para el verano de este 2025. "Mucha gente se está quedando en Europa, no en detrimento de la larga distancia, que también crece, pero menos que los viajes continentales. Hemos decidido muchos quedarnos aquí, sobre todo en Grecia, Italia, Malta, Chipre e incluso Turquía".

Son destinos que reciben muchos turistas norteamericanos que están dispuestos a pagar por hoteles de lujo y, por tanto, tiene buena oferta. También se demanda Japón, Indonesia y safaris en África. "El problema de los safaris", detalla, es que sus hoteles son pequeños, "quizá tienen entre 5 y 10 habitaciones, que pueden ser tiendas de lujo o bungalow, y no tienen mucha capacidad de absorción". Entonces hay destinos muy demandados como Tanzania, Kenia, Uganda, Ruanda, Namibia, Botsuana o Zimbabue, pero que tienen límite de capacidad. "Hay vuelos, pero pocos alojamientos de lujo, pese a ello cada año vendemos un poco más".

Aunque de todos estos, Indonesia es la estrella. "Hasta hace poco la gente solo conocía Bali, pero es un país con miles de islas y hotelazos espectaculares donde se han instalado las mejores marcas. Está Bulgari, Four Season, Mandarin Oriental... Incluso hay un hotel remoto, Misool Resort, al que no se podía acceder hasta hace poco si no se llegaba en barco después de algunos días. Hay mucho alojamiento de alta gama".

Latinoamérica también está entre los viajes preferidos de sus clientes, "por la vinculación emocional e histórica" y la oferta de hoteles de lujo que ha florecido en Argentina, Chile, Ecuador o Galápagos. "Todos se van adaptando a las nuevas generaciones y son más sostenibles, algo que a los jóvenes les importa".

Las guerras y los aranceles, condicionan las vacaciones

Los atentados, las guerras, los aranceles y en general, cualquier acontecimiento geopolítico también condiciona las vacaciones de los que tienen un mayor presupuesto. Antes de los atentados de Madrid en 2011 "había bastante prevención", pero desde entonces descubrimos que podía haber ataques en Londres o Alemania, como ha pasado, y se dejó de tener miedo por explorar Oriente Medio. 

Arabia Saudí, Catar, Emiratos Árabes y Omán, empezaron a diversificar sus inversiones y se centraron mucho en invertir en el turismo. Lo estaban consiguiendo, pero ahora, por su cercanía a Israel, Gaza o el Líbano, el miedo ha vuelto. "Hay gente que no le importa, pero también hay gente que incluso evita volar con compañías árabes y prefieren europeas".

Sin embargo, con lo que los españoles siguen siendo más precavidos es con los temas sanitarios. "Un ébola, una gripe aviar... Quizá ha pasado en un país recóndito de África, pero el miedo se extiende y afecta a todas las reservas del continente", señala. 

La guerra de aranceles también ha afectado y mucho a las reservas hacia Estados Unidos. "No es de nuestros destinos principales, pero hay un fondo de armario que es Nueva York, sobre todo, además de Miami, Florida, Orlando (los parques) y California, donde se incluyen Los Ángeles, San Francisco y Las vegas, que son polos de atracción todos los años".

Pero con la llegada de Trump, el endurecimiento de los visados para viajar y las amenazas de los aranceles "hemos notado una gran tendencia a la baja, no una pequeña tendencia, sino una gran tendencia. Y este año apenas tenemos reservas a Estados Unidos", reconoce. Las aerolíneas americanas lo están notando menos porque Europa es ahora mismo un destino muy atractivo para los americanos y siguen viniendo. Sobre todo a España, donde hay conexión directa a 20 ciudades.

Pero advierte, que al final este impacto se notará porque el turista americano compra con más antelación que nosotros, pero cuando ellos dejen de venir, afectará a todas las compañías. En la agencia están ofreciendo como alternativa viajar a Canadá.

Más gasto pese a la inflación

Las reservas para este verano ya están un 10% por encima del año pasado en la agencia de viajes de lujo Atlantida Travel pese a que los precios son más altos. "Los españoles compran con poca antelación y ya se nota que es un buen año, pero queda mucho todavía". El executive manager en Southerm Cross reconoce que los precios han subido, aun con ello venden mejores alojamientos. 

"Si antes ibas a una habitación, ahora quieres una suite. Si antes ibas a una suite, ahora quieres una villa con piscina. Si antes te gastabas 1.000 por habitación y noche, ahora te gastas 1.500 euros. La subida es sustancial y da igual la inflación, se venden mejores habitaciones". También se demanda más lujo a la hora de volar. "Por arriba no hay techo", asegura. 

"Hay quien quiere volar en business o hay quien prefiere volar en primera clase, que desde Madrid y Barcelona solo lo ofrece Emirates. Son 14 plazas y es todo un mundo, te ofrecen caviar, langosta y te preguntan el punto de la carne. Pero por encima de primera clase, aún hay un mundo. Está el avión privado, que puede ser alquilado o propio".

"El 30% de nuestro tiempo es conserjería para mejorar el viaje", destaca, "reservamos mesas, reservamos personal shoppers y guías muy especializados", lo necesario para que cada experiencia "sea distinta a la anterior y a la de los demás", concluye.