La brecha histórica entre la pensión de los nuevos jubilados que acaban de salir del mercado laboral y los pensionistas que ya llevan varios años cobrando de la Seguridad Social se ha reducido a mínimos históricos desde que se aprobó la revalorización de las pensiones en función del IPC. Si nos remontamos diez años atrás, los nuevos pensionistas cobraban un tercio (34,4%) más que los que llevaban ya varios años: así, los que se jubilaron en 2014 les correspondió una pensión media de 1.315 euros al mes (por 14 pagas), mientras que los más veteranos cobraban 1.008 euros, trescientos euros menos al mes. Pues bien, esa diferencia ha tocado mínimos en el 8,8% el pasado 2023 gracias a la fuerte revalorización de las pensiones para compensar la inflación. Lo que provocó que los que se jubilaron a lo largo del año pasado les correspondiese una pensión de 1.435 euros, tan solo 78 euros más que la pensión media que cobraban de media el resto de los jubilados.

El acortamiento de la diferencia entre nuevas y viejas pensiones también se dejó notar con fuerza en 2022, cuando las pensiones se revalorizaron un 2,5% -la segunda mayor subida de la última década-, que colocó por primera vez en la historia la brecha por debajo del 20%. En 2022, los nuevos cobraron 1.427 euros al mes, 167 más que la media de las pensiones en vigor en ese momento. Para ponernos en contexto, hasta 2016 no se redujo por debajo de un tercio la diferencia entre la nómina de los nuevos y la de los viejos. Una brecha que se ha reducido por unas mayores subidas de las pensiones en los últimos años y no porque los salarios de los trabajadores que se van jubilando ya no sean tan altos, aunque los expertos señalan esta como una causa secundaria.

Subidas del 0,25%

Existe una correlación directa de la brecha entre las pensiones nuevas y viejas y las subidas de las pensiones aprobadas por el Gobierno. En 2010, con una subida del 1,8% (aunque precedida de incrementos de más del 2,5% en los tres años anteriores), la brecha se colocó en el 31,4%, para dispararse dos puntos con la llegada del Partido Popular al Gobierno, que congeló la subida de las pensiones en el 0,25% durante cinco años seguidos, elevando la diferencia entre la pensión media y la nueva al 35,1%, máximo de la serie histórica. A partir 2019, que se aprobó una subida extraordinaria a los jubilados del 1,6%, la brecha se redujo al 22,7% y, tras un repunte en 2020 por el Covid, las subidas con el gobierno de coalición han ido reduciendo la diferencia.

Pero, ¿a qué se debe que las nuevas pensiones sean más altas? Básicamente, a que los salarios medios suben más deprisa que las pensiones, no solo por los incrementos salariales anuales, sino también por la aparición de empleos de mayor valor añadido. Y mientras mayor es el salario, mayor la cotización a la Seguridad Social y, en definitiva, una jubilación más alta cada año. Un incremento que, como queda explicado más arriba, no se ha producido en las pensiones hasta 2019, contribuyendo así a abrir el hueco entre los nuevos pensionistas y los viejos. Pero la reforma de las pensiones, que garantiza por ley que las pensiones subirán lo mismo que el IPC, ha permitido dar la vuelta a la situación y reducir la brecha al mínimo histórico en 2023.

En 2019, las pensiones subieron un 1,6%; en 2020 y 2021, el 0,9%, y ya, ligado a la inflación, en 2022, el 2,5%, el pasado año, un 8,4% y en este 2024, el 3,8%. Lo que suma en seis años un 18,1%, frente al incremento del 3,25% durante los siete años populares.

Jubilarse en diciembre y no en enero

Las fuertes revalorizaciones ligadas a altas tasas de IPC han creado una práctica que los gestores recomiendan a sus clientes: en caso de ser posible y suponiendo que no implique una merma de la pensión, si se tiene previsto jubilarse a principios de año, es conveniente adelantar la jubilación a noviembre o diciembre, pues así se beneficia de la subida del siguiente año. Supongamos que una trabajadora se ha jubilado el 2 de enero de este año con una pensión de 1.400 euros al mes. Pues si se hubiese jubilado solo unos días antes, el 30 de diciembre, habría recibido en enero, en vez de 1.400 euros, 1.450, al ser favorecida por la subida del 3,6% de las pensiones para este año. Lo que suponen 700 euros más al mes. Lógicamente, con subidas de la inflación más moderadas, quizá no salga tan a cuenta, pero de momento, el IPC previsto para este año ronda del 3,1% y el 3,4% para el siguiente.

Por comunidades autónomas

No obstante, aunque la brecha se ha reducido en 2023 al mínimo histórico del 8,8%, se marcan diferencias por comunidades autónomas. Las mayores se dan en Andalucía y La Rioja, donde las nuevas jubilaciones son el 10% superiores a las pensiones que de media se cobra en ambos territorios. Sin embargo, en Asturias son, prácticamente, las mismas, con una ligera diferencia del 0,5% o el 0,8% en Baleares. Catalunya es una de las comunidades donde la diferencia es más alta, casi el 10%, mientras que en Madrid las nuevas son un 7% más elevadas que la media que cobran los jubilados de la comunidad.