Un informe publicado este jueves por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha revelado una contracción significativa en los ingresos energéticos de Rusia. Según el documento, las exportaciones rusas de petróleo registraron una marcada caída durante el mes de agosto, alcanzando un total de 13.510 millones de dólares.
Esta cifra representa una disminución considerable de 920 millones de dólares en comparación con el mes de julio, situando los ingresos en uno de "los niveles más bajos" desde el inicio de la invasión de Ucrania en febrero de 2022. El análisis de la AIE indica que este declive no es aislado, sino que forma parte de una tendencia preocupante para la economía rusa, agravada por el impacto acumulativo de las sanciones internacionales.
La comparación interanual refuerza esta tendencia negativa: los ingresos de agosto son 1.250 millones de dólares inferiores a los obtenidos en el mismo mes de 2023. Esta merma se atribuye a un doble factor: una reducción en los volúmenes exportados y una caída sostenida en los precios del crudo. Los cálculos de la agencia detallan que el precio medio del barril de petróleo ruso se situó en 58,07 dólares en agosto, lo que supone un descenso de 2,88 dólares respecto a julio. En cuanto al volumen, las exportaciones se redujeron en 70.000 barriles diarios, hasta un total de 7,3 millones de barriles diarios (mbd).
Si bien la AIE señala que es "demasiado pronto" para evaluar el impacto completo de las últimas sanciones anunciadas por Estados Unidos y la Unión Europea, sí destaca el efecto palpable de medidas anteriores. Un ejemplo claro son las sanciones de la UE contra la refinería india Nayara Energy —controlada en un 49% por el gigante estatal ruso Rosneft—, que provocaron la retirada de varios compradores internacionales en julio, forzando a la compañía a reorientar su producción casi exclusivamente hacia la demanda doméstica india.
Paralelamente, la UE ha intensificado su presión sobre la flota marítima que facilita el comercio del crudo, aplicando sanciones desde julio contra 105 denominados 'barcos fantasma' acusados de eludir las restricciones y transportar petróleo ruso. Esta medida ha encarecido sustancialmente los fletes y los costos de seguros, lo que a su vez recorta los márgenes de beneficio y reduce los ingresos netos que Moscú obtiene por sus exportaciones.
Este panorama se enmarca en un contexto de desaceleración económica generalizada en Rusia. La AIE recuerda que, como reflejo de estas presiones, el Ministerio de Finanzas ruso se vio obligado en agosto a revisar a la baja sus perspectivas de crecimiento para el año, recortando su previsión del 2,5% a un modesto 1,5%. La estrategia de presión occidental parece ampliarse, como lo demuestra la decisión de Estados Unidos de aumentar, desde el pasado 27 de agosto, los aranceles a la India hasta un 50% como medida disuasoria por sus compras masivas de petróleo ruso, cerrando aún más el cerco sobre las fuentes de financiación del Kremlin.