La rebaja del IVA a una quincena de productos de alimentación ha supuesto un coste de 224 millones de euros a Hacienda en el mes de marzo y acumula 478 millones en los tres primeros meses en los que ha estado en vigor, según los datos de la Agencia Tributaria. De sostener el ritmo del primer trimestre, el gasto final será superior al previsto por el Gobierno, que lo ha cifrado en 660 millones para el primer semestre de 2023 y otros 660 millones en la segunda parte del año, después de que se haya aprobado la continuidad de la medida: unos 1.320 millones para el conjunto de 2023. La contabilización de impacto recaudatorio de la medida antiinflacionista lleva un retraso de dos meses, pues el devengo se ingresa al siguiente mes y figura en la recaudación del posterior. Así, en el caso de enero, primer mes de aplicación, se devengó la ayuda en febrero y se contabilizó en la estadística de recaudación de mayo.

Con este retraso, en enero el efecto recaudatorio supuso 244 millones de euros, en febrero solo 10 millones y en marzo, 224 millones de euros. El abrupto salto de febrero lo explica la Agencia Tributaria en que el primer mes de la puesta en marcha de este tipo de ayudas de carácter fiscal, el impacto es mayor, además de que es normal que se produzcan adelantos o atrasos en la contabilización de la medida. Pero este motivo es difícil calcular el efecto recaudatorio que puede suponer de media mensual.

Las otras dos grandes rebajas del IVA -sobre la factura eléctrica y la del gas- incluidas igualmente en el paquete de medidas antiinflacionistas, tienen un menor impacto recaudatorio que la reducción de los alimentos. El coste de la ayuda en el recibo de la luz ha supuesto una merma de 79 millones de euros en el mes de mayo (últimos datos publicados por la Agencia Tributaria) y acumula en los cinco primeros meses 355 millones de euros: 57 millones en enero, 65 millones en febrero, 71 millones en marzo, 83 millones en abril y los susodichos 79 millones en mayo.

La rebaja del IVA del gas tuvo un coste cero en mayo y suma 102 millones en los cinco primeros meses de 2023, con un impacto mensual muy irregular: 4 millones de caída de recaudación en enero, aunque en febrero generó un aumento de 20 millones. En marzo mermó los ingresos fiscales en 62 millones y en abril 40 millones de euros. En total, pues, la reducción del IVA de los alimentos, el gas y la electricidad ha costado en el año 935 millones.

Coste fiscal en 2022

Sin embargo, la rebaja del IVA en el gas, la luz y los alimentos no acarrea el mayor quebranto para Hacienda. La principal factura se deriva de la intervención en dos impuestos eléctricos que ya estuvo activa durante todo el pasado año: el “especial sobre la electricidad” que supuso una disminución de los ingresos de 1.705 millones de euros y, especialmente, el de “producción de energía eléctrica” por el que Hacienda dejó de recaudar el pasado año 3.399 millones. Igualmente, durante todo el pasado año se aplicó una deducción en el IVA a la electricidad con un coste de 1.313 millones de euros y en octubre se empezó a reducir el IVA del gas, aunque solo se contabilizó el mes de diciembre, con un quebranto de 219 millones de euros para la Agencia Tributaria. En conjunto, las medidas fiscales sobre la energía sumaron el pasado año 6.636 millones de euros a las arcas del Estado.

No obstante, el impacto fiscal del pasado año no es extrapolable a 2023. En primer lugar, porque la reducción del IVA que se aplicó el año pasado a la luz fue de enero a octubre de 11 puntos porcentuales (se redujo del 21% al 10%), y a partir de ese mes se aumentó la ayuda en otros 5 puntos porcentuales, hasta reducir el tipo del IVA al 5%. Pero aunque el tipo sea más bajo, el precio de la luz ha descendido mucho en comparación con el año pasado y dado que el IVA es un porcentaje sobre el precio, la recaudación debe bajar. Igual sucede con el impuesto Especial sobre la electricidad.

Reducciones aplicadas

En estos momentos, las medidas antiinflacionistas incluyen una supresión del IVA (que está en un 4%) para el pan común, las harinas panificables, las leches producidas por cualquier especie animal en sus modalidades natural, certificada, pasterizada, concentrada, desnatada, esterilizada, UHT, evaporada y en polvo; los quesos; los huevos y las frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales, que tengan la condición de productos naturales. Y una reducción del IVA reducido, del 10% al 5%, para las pastas alimenticias y los aceites, incluido el de oliva, seguirán bajo ese tipo impositivo. Algo que, como ya ocurre, se extenderá a todos los productos alimenticios que contaran con ese gravamen inicial.

Las rebajas a los alimentos permanecerán activas hasta el 31 de diciembre de 2023, siempre que la tasa interanual de la inflación subyacente esté por encima del 5,5%. Si cae por debajo de esa tasa en septiembre, se recuperaría el tipo impositivo habitual de IVA en los alimentos subvencionados en los dos últimos meses del año.

En el caso de la electricidad, el IVA que se paga actualmente es de un 5% (21% sin ayuda), el Impuesto Especial sobre la electricidad está reducido del 5,11% al 0,5% y se ha suprimido el abono, por parte de las empresas eléctricas, del impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica. Y para el gas, el tipo, al igual que en la electricidad, es del 5% (21% sin ayuda).