Pensión a la carta. Esta es la solución que proponen desde el tink tank Fedea para aumentar el número de personas con más de 65 años que desean una transición más suave del trabajo a la jubilación. Una propuesta que ha de ser voluntaria, como han explicado Ángel de la Fuente (director de Fedea) y los autores del informe Envejecimiento, mercado de trabajo y mayores y jubilación, Ignacio Conde-Ruiz y Sergi Jiménez-Martín.

En nuevo modelo se basa en una flexibilidad absoluta para el trabajador que puede decidir jubilarse antes de tiempo si lo desea o por motivos de salud con una pequeña merma de la pensión, retrasarla para poder seguir trabajando, bien en la misma empresa, o bien en otra con contrato laboral o con contrato parcial, que sea reversible en cualquier momento lo que permitirá entrar o salir del mercado laboral cuando el trabajador lo considera necesario y, la máxima, de que compatibilizar salario y pensión no tenga cortapisas como sucede actualmente. Hoy, los ingresos que se obtengan por un trabajo por cuenta propia no pueden superar el salario mínimo interprofesional (SMI) y se debe esperar un año para acceder a la jubilación activa una vez se empieza a cobrar la pensión.

Ignacio Conde-Ruiz señala que el actual modelo parece estar diseñado para desincentivar la continuidad de los trabajadores seniors en el mercado laboral. “En España, la legislación laboral piensa que los trabajadores mayores molesta. Se parte de una concepción obsoleta de que un jubilado que continúa trabajando quita el empleo a un joven, algo que pasó hace años cuando las mujeres se incorporaron al mercado laboral o, ahora, con los inmigrantes”.

El informe parte del hecho de que el actual sistema de jubilación español es ineficiente, primero, por su carácter drástico, sin apenas fórmulas de transición gradual entre la etapa de trabajo retribuido y la de pensionista. Señala que hay que pasar de trabajar 40 horas semanales a cero, lo cual, no es sensato para Fedea. Y segundo, porque, por regla general, la pensión es incompatible con el trabajo retribuido. Existen algunas excepciones a esta regla general de incompatibilidad (la jubilación activa, la jubilación parcial, la flexible y la compatible con trabajo autónomo), aunque con “grandes desincentivos” que hacen que apenas sean utilizadas.

Respecto a las modificaciones introducidas por la reforma de pensiones de José Luis Escrivá, se avanza en el intento de alargar la vida laboral más allá de la edad legal de jubilación (ya prácticamente en 67 años), pero en opinión de Fedea la demora voluntaria de la jubilación se ha hecho “tímidamente” y se avanza poco en fórmulas para compatibilizar la pensión y el trabajo remunerado siguiendo la tendencia de la mayoría de los países de nuestro entorno.

Nuevo contrato

Con el fin de generar esa flexibilidad que precisa el actual modelo de jubilación, Fedea propone un nuevo contrato laboral que los trabajadores deberá volver a firmar con su empresa, si no optar por cambiarse de empleo, que permitiría que las personas que lo deseen puedan prolongar su actividad más allá de la edad legal de jubilación con el objetivo del nuevo contrato es reducir al máximo las suspicacias de las empresas. A tal fin, el nuevo contrato dejaría a cero el contador de la indemnización, evitando la tentación de algunos trabajadores de continuar en su empleo con el fin de cobrar indemnización por todo el tiempo que lleva empleado en la empresa en caso de despido.

De ser así, la empresa estaría obligado solo a pagar la indemnización por el periodo cubierto con el nuevo contrato o con alguna fórmula que se pudiese establecer, para que el trabajador tenga limitada la indemnización. Desde Fedea señalan que en caso de que la empresa decidiese un expediente de regulación de empleo, podría priorizar a aquellos trabajadores que tienen derecho a la pensión, que se quedan menos desamparados, que otros miembros de la plantilla más jóvenes.

Dentro de esa pensión a la carta, la cotización que el senior que decida compatibilizar empleo y jubilación también tendrá una flexibilidad máxima a elegir por el trabajador. Podría querer no seguir cotizando, lo que supondría que la pensión a cobrar cuando abandone la actividad, sería la que le correspondería cuando empezó a compatibilizarla con un empleo. Pero, también podría optar por seguir cotizando, lo que redundaría en una mayor pensión que se ha de recalcular en función de su cotización.

Unificar las pensiones

Igualmente, Fedea propone unificar todas las modalidades de jubilación actuales en una sola desde la primera edad posible de jubilación anticipada (61 o 63 años). Así, el nuevo sistema de jubilación activa ha de permitir una pensión compatible con el trabajo en todas las edades, según la decisión del propio trabajador que puede optar por cobrarla antes de llegar a la edad legal. Además, no debe penalizarse sobre el montante de la pensión después de la edad normal de jubilación y con penalización dependiente del nivel salarial, salud o penosidad del empleo, antes de la edad normal de jubilación.

Al objeto de evitar cualquier forma de discriminación, la nueva jubilación activa no debería excluir a ningún trabajador, siempre que cuente con un mínimo de años cotizados y con el derecho a alguna forma de jubilación. Insisten en Fedea en la eliminación de la obligación de pasar un año por la jubilación demorada (o la inactividad) para acceder a la jubilación activa a todas las edades y la posibilidad de seguir en el mismo trabajo a tiempo parcial con cualquier porcentaje de jornada.