Los españoles serán más comedidos con el gasto este año y el próximo porque se han comido gran parte del ahorro que generaron durante 2020 y 2021 cuando el confinamiento redujo bruscamente el consumo, favoreciendo la generación de un colchón financiero en los hogares. Sin embargo, en vez de guardar esos ahorros, la fuerte inflación de los años 2021 y, sobre todo, 2022 ha obligado a muchas familias a tirar de este dinero para mantener los niveles de gasto compensando el encarecimiento de la vida. Raymond Torres, director del departamento de Análisis de Funcas, comentó este lunes que “en 2023 se ha agotado el colchón de ahorro generado con la pandemia, lo que reducirá la tasa de ahorro este año y el próximo año”. Pero también, la capacidad de consumo de los españoles para estos dos años.

En el informe de las previsiones económicas para España 2023-2024, Funcas reseña que la tasa de ahorro media en el periodo 2008-2013 (crisis financiera) fue del 8,8% de la Renta Disponible Bruta (RDB) para descender en el periodo de recuperación (2014-2019) al 6,7% a la RDB. Sin embargo, en 2020 el confinamiento impidió que los españoles gastasen como en años anteriores lo que elevó la tasa de ahorro a un inédito 17,6%, gracias a que medidas como los Ertes permitieron el mantenimiento del empleo y, por tanto, los ingresos de la gran mayoría de la población. Una tasa que continuó elevada, un 13,7%, durante 2021 cuando se mantuvieron muchas medidas restrictivas de la economía.

Aunque en 2022 la inflación hizo mella en el poder adquisitivo de las familias que se vieron obligadas a tirar de ahorros para no mermar su consumo, el ahorro mantuvo un dinamismo por encima de la media de años anteriores (6,7% de la RDB) gracias a que en el cuatro trimestre, ante el temor a una crisis aguda, las familias contuviesen su consumo, lo que permitió que la tasa de ahorro repuntase a un 7,2% para el conjunto del año. Pero la previsión de Funcas para este y el año próximo es volver a cifras prepandemia: un 6,7% de la Renta Disponible en 2023 y algo menos, un 6,5%, para 2024.

Lo que arrastrará al consumo. A pesar de que Funcas ha revisado al alza la previsión del aumento del PIB (del 1% al 1,5%) para este año, prevé una composición del crecimiento muy diferente a la que sostenía a principios de año: la demanda interna se reduce por la caída en el crecimiento del consumo de las familias desde el 1,2% previsto hace un trimestre al 0,7%. Aun así, su pronóstico es que crezca al 1,3% (1,5% en enero) por el empuje de la inversión empresarial y el gasto público. Además, se prevé que las economías comunitarias mejoren lo que permitirá que el saldo exterior aporte dos décimas al crecimiento de la economía de este año.

Funcas explica el menor dinamismo del consumo de los hogares por la pérdida del poder adquisitivo, pues prevé una inflación media del 4,3%, pero la remuneración del trabajo se elevará un punto menos, 3,4%. Pero también, por “la merma del colchón-ahorro heredado de la pandemia”.

Todavía queda colchón, según BBVA Research

BBVA Research dibuja un panorama muy similar al de Funcas, con un descenso del consumo privado y un cierto repunte de la demanda externa. Juan Ramón García López declara a ON ECONOMIA que prevén un aumento del consumo del 1% este año (aunque revisarán el dato al alzan en los próximos días) y un 2,8% para 2024. Eso llevará al PIB a un incremento en el primer trimestre de este año del 0,6% en términos trimestrales, algo por encima de Funcas. Sin embargo, el investigador del departamento de análisis del banco matiza la merma del colchón del ahorro de las familias: “es cierto que ha disminuido significativamente en 2022, pero no se ha agotado en su totalidad”, afirma.

“La riqueza financiera neta de las familias descontada la inflación creció entre 2020 y 2021 en 185.000 millones de euros”, lo que supone un sobre ahorro respecto a lo que se podría haber guardado si no se hubiese producido la pandemia: “Sin embargo, el año pasado la riqueza financiera neta descendió en 93.000 millones de euros”, por lo que todavía queda un colchón. García López matiza que no se puede inducir que queden cien mil millones de reservas, como se podría pensar de las cifras, pues la bolsa de ahorro es una “previsión contrafactual”, que mide la diferencia sobre cuánto se podría haber ahorrado en caso de no producirse la pandemia. En este sentido matiza que no se sabe con certeza cuánto es el colchón actual del remanente de la pandemia, aunque defiende que todavía queda dinero en las cuentas de los hogares.

También explica que el dinero generado entre 2020 y 2021 no se ha dedicado en su totalidad al consumo. Una parte se ha dedicado a la inversión, especialmente inmobiliaria (el patrimonio en vivienda ha crecido en 10.000 millones el pasado año) como ha quedado patente por las compras de los últimos años; otra parte se ha empleado en amortizar la deuda de las familias que se ha reducido en 1.500 millones el pasado año; y también se ha dejado parte para al ahorro ante la incertidumbre actual. “Es lo que conocemos como ahorro precautorio”. Pero también se ha ido parte al ahorro: “el consumo privado creció el pasado año un 4,4%, mientras que la renta real cayó un 3,6% (por efecto de la inflación)”, dice. Lo que significa que una parte de ese consumo se costeó con la hucha de la pandemia.

La hucha está prácticamente agotada

Javier Santacruz, investigador de macroeconomía y consultor estratégico, señala a este diario que si bien las rentas familiares seguían creciendo el año pasado, el ritmo de gasto ha sido muy superior y, por tanto, una buena parte de su crecimiento ha tenido que ser financiado con cargo al ahorro acumulado durante la pandemia. “Los últimos datos del INE apuntan a que el exceso de ahorro generado entre 2020 y 2021 se ha prácticamente agotado ya con respecto a la tendencia que tenía el ahorro neto familiar antes de la pandemia”.

Según el análisis de Santacruz, en poco más de un año y medio se han gastado 66.821 millones de euros del exceso de ahorro generado durante la pandemia, en su mayor parte en forma de gasto (de un exceso de ahorro "pico" de 81.105 millones de euros en el primer trimestre de 2021 hasta 14.224 millones en el segundo trimestre de 2022). Ello, unido a una perspectiva menor de crecimiento y a la subida de los tipos de interés, apunta a una moderación o incluso estancamiento del consumo privado en los próximos trimestres, según el investigador. “Y un estancamiento de la demanda lleva a empeorar las perspectivas de negocio y rentabilidad del sector empresarial en España”, señala.