El Observatorio Cofidis de Economía Sostenible en el Hogar ha presentado un retrato de la situación financiera de los jubilados españoles, un colectivo que supera los 6,4 millones de personas y que constituye más de dos terceras partes del total de pensionistas del país. Este análisis no solamente describe cifras, sino que dibuja un mapa de las vulnerabilidades y las fortalezas de una generación clave para comprender la realidad económica española.

La pensión media de jubilación del sistema español se sitúa en 1.500 euros mensuales, lo cual supone un incremento del 4,4% respecto al año anterior. Este aumento, alentador en apariencia, se enfrenta a la erosión del poder adquisitivo causado por la inflación de los últimos años. La paradoja reside en el hecho de que, a pesar de disponer de una fuente de ingresos estable, una parte significativa de este colectivo lucha por destinar parte de sus recursos al ahorro.

Las cifras son elocuentes: un 28% de las personas mayores no consigue ahorrar nada a final de mes. La mayoría se sitúa en franjas moderadas: un 36% ahorra menos del 10% de sus ingresos y un 31% lo hace entre un 10% y un 30%. Solamente una minoría, un 6%, consigue superar el hito del 30% de ahorro mensual. Estos datos reflejan una realidad compleja donde la seguridad de la pensión no se traduce automáticamente en capacidad de acumulación de riqueza. Los problemas para ahorrar son especialmente relevantes si tenemos en cuenta la estructura de los hogares.

Un 59% vive con su pareja, un modelo que, en teoría, debería permitir economías de escala. Sólo un 11% lo hace con su pareja e hijos, y sólo un 17% vive solo. Esta distribución sugiere redes de apoyo familiar que podrían aligerar los gastos individuales. No obstante, el apoyo económico hacia terceros es limitado. Siete de cada diez personas mayores no ayudan económicamente a terceros, mientras que un 23% ayuda a sus hijos, un 4% a otros familiares y un 2% a personas cercanas no familiares. Este dato revela que, a pesar de las dificultades, una cuarta parte de los jubilados aún ejerce un papel de red de seguridad para las generaciones más jóvenes, un hecho que sin duda impacta en su propia capacidad de ahorro.

Una de las grandes diferencias con las generaciones más jóvenes se encuentra en la capacidad de respuesta ante gastos imprevistos. Un 64% de los jubilados podría cubrir un gasto de 10.000 euros con sus ahorros, y hasta un 80% podría hacer frente a 5.000 euros. Además, para importes más pequeños, la capacidad de solvencia se acentúa: el 94% de los mayores podría pagar un gasto de 100 euros únicamente con sus ingresos.

Esta resiliencia financiera tiene una explicación clave en el acceso a la propiedad de la vivienda. Según el Observatorio de Cofidis, el 76% de los jubilados es propietario de su hogar y vive sin hipoteca ni préstamos. Este hecho es, probablemente, el factor más determinante en su estabilidad económica y el que explica la distribución de clases sociales dentro de este colectivo: solamente un 5% se podría calificar de clase baja. Un 50% pertenece a la clase media, el 31% se identifica como clase media-baja, un 12% como media-alta y un 2% como clase alta.

La comparación entre jóvenes y mayores en España revela una división económica profunda. Casi la mitad de los menores de 31 años aún vive con sus padres, y más del 38% de los emancipados requiere apoyo externo. Estas cifras evidencian las grandes dificultades para el acceso a la vivienda y la precariedad laboral que afecta a las generaciones más jóvenes.

En cambio, la mayoría de los seniors posee vivienda y sólo un 5% se sitúa en la clase baja. Además, frente al 42% de jóvenes que no podría afrontar un gasto de 10.000 euros, un 64% de mayores lo cubriría con sus ahorros. Estos contrastes muestran cómo la estabilidad patrimonial y de ingresos sitúa a las personas mayores en una posición más sólida, aunque en ambos colectivos persisten limitaciones económicas.

Joachim Rolland, director de Negocio Digital y Marketing de Cofidis, afirma que "los datos muestran que la población mayor cuenta con una base financiera más sólida que otros colectivos, especialmente gracias a la elevada tasa de propiedad de la vivienda y a la estabilidad que ofrece el sistema de pensiones. No obstante, persisten retos importantes en materia de capacidad de ahorro y gestión de imprevistos, lo cual obliga a continuar reforzando políticas que aseguren la sostenibilidad de su bienestar económico a largo plazo".

Este informe pone de manifiesto la paradoja de una generación que disfruta de una estabilidad relativa, pero que enfrenta retos específicos en un contexto económico incierto. La sostenibilidad del sistema de pensiones, el aumento de la esperanza de vida y la presión fiscal son factores que amenazan este equilibrio. A la vez, el papel de los jubilados como red de seguridad para las generaciones más jóvenes añade una capa adicional de complejidad a su situación financiera. El reto, pues, no es solamente mantener la estabilidad actual, sino asegurarla para las futuras generaciones de jubilados en un contexto demográfico y económico cambiante.