Son menos, lo tienen mucho más difícil, pero cada vez son más productivos gracias a su compromiso y a la tecnificación de sus explotaciones: en siete años, la productividad de las explotaciones agrarias de la UE ha crecido un 40%.

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La renta no sube al mismo ritmo

Lamentablemente, la renta agraria no crece al mismo ritmo y, de este modo, mientras la productividad se ha incrementado en 43,6 puntos, la renta lo ha hecho menos de la mitad: en concreto un 19,8%.  Durante 2022, el valor generado por las explotaciones agrarias europeas habría crecido en un 11,1% según Eurostat, pero en España los agricultores ganan menos (e invierten más) que en 2021.

La inflación tiene efectos negativos

Con todo, el esfuerzo evidente que estas cifras demuestran no se traduce en una mejora de la situación de los agricultores europeos, que ven lastrados sus ingresos por una inflación rampante. En España, en concreto, la renta agraria desciende un 5,5% en relación a 2021 y ha aumentado sólo un 1,1% si se compara con la de 2020. Pese a ello, y aunque todo se traduzca en una mengua de poder adquisitivo, nuestros agricultores siguen invirtiendo porque saben que el camino está trazado. Por eso, en nuestros campos vemos cada vez más drones y menos azadas. La energía y los lubricantes subieron casi un 50% en 2022, los fertilizantes un 62 y los fitosanitarios, un 20. La solución, está cada vez más claro, pasa por explotaciones híbridas como los sistemas agrovoltaicos.