Lo cierto es que suena un tanto a chiste porque, con el nombre que le han puesto, casi parece cuando se escribe que esté uno refiriéndose a una nueva línea de Metro, pero lo cierto es que se trata de algo mucho más ambicioso que implica, nada más y nada menos, que a la Universidad de Cambridge y la Universidad de Columbia. The Spaceline, ahí es nada, es un ascensor espacial que conectará la Tierra y la Luna si el proyecto llega a buen término.

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Un cable de nanotubos de carbono

La estructura en cuestión estaría formada de nanotubos de carbono y comunicaría la superficie de la luna con un punto en órbita geoestacionaria al que se accedería desde la tierra mediante lanzaderas. Desde ese punto final del cable de nanotubos de carbono partirían cápsulas que podrían trasladar personas y materiales hasta la superficie de la Luna. En sí, algo similar a un ascensor, pero con un recorrido de 362.000 kilómetros.

Una idea antigua

De una infraestructura de este tipo se habla ya desde hace más de veinte años. La propia NASA, de hecho, publicaba en septiembre del año 2000 un artículo en el que hablaba de elevadores que podrían permitir al ser humano llegar a la Luna en cinco horas. Por haber, había hasta un dibujo y una alusión a la novela de Arthur C. Clarke Las Fuentes del Paraíso. En ella, precisamente, se hablaba de una idea de este tipo. Para quien quiera leerla, hay que adelantar que la historia acaba mal. ¿De verdad está planteando la NASA algo así o el artículo del año 2000 era sólo un juego? Lo cierto es que, cuentan en la revista digital estadounidense Interesting Engineering, parece ser que los últimos avances en ciencia de materiales lo harían posible. Con todo, la historia suena más a novel de Julio Verne que de Arthur C. Clarke.