En todo el espionaje que hace la policía para impedir el referéndum, de quien cuesta encontrar más rastro es de Josep Maria Jové. El cerebro del referéndum y toda la logística, según admiten los mismos investigadores, es lo que se lo pone más difícil a la Guardia Civil.

Primero, porque no da detalles en las conversaciones telefónicas, conscientes que se lo está espiando.

 

Y segundo, porque utiliza una aplicación de mensajería para el móvil que a día de hoy, la Guardia Civil todavía no ha podido desencriptar.

De hecho, una vez ya ha pasado el referéndum, el 5 de octubre, la policía pide autorización al juez para que dos agentes, haciéndose cargo de la custodia de las pruebas, lleven el móvil hasta Alemania, a la empresa Cellebriti, para poder conseguir descodificar la información que hay dentro del Iphone 6 de Josep Maria Jové. El juez lo autoriza al día siguiente mismo.

 

Hay otro móvil que ha provocado dolores de cabeza a los investigadores. Es el aparato de Joan Manuel Gómez, jefe de riesgos del CESICAT. La Guardia Civil todavía no ha podido abrir la aplicación SIGNAL y sacar todos los mensajes.

 

La Guardia Civil acaba pidiendo autorización al juez para trasladar el móvil al Grupo de Delincuencia Económica y Tecnológica y si, aun así, esta unidad tampoco puede desencriptar la información, pide permiso para llevar el móvil hasta Madrid para que se encargue el Área Electrónica del SECRIM, el servicio de criminalística de la Guardia Civil.

La petición se hace 2 días después del referéndum. Y todavía no constan en el sumario los resultados.