Sobre las ocho y media, en otros Sant Jordis, ya había muchos puestos de libros y de rosas abiertos: querían intentar aprovechar la ocasión para vender a la gente que iba a los colegios y a los trabajos. Este año sobre las ocho y media, muchas de los puestos todavía se estaban decorando u organizando los libros. Por el hecho de ser domingo, la gente ha despertado tarde. Y se teme que la fiesta acabe hacia las ocho, porque muchos dejarán su paseo para ir a ver el Barça-Madrid. Hasta las 10h, la gente iba llegando de forma escalonada al centro. A las 11h ha cambiado la dinámica y las avenidas más céntricas han ido llenándose. A las 12h ya estaban a reventar. El Ayuntamiento, en los cruces más frecuentados, ha colocado a auxiliares de la Guardia Urbana, con chalecos de color naranja, para articular el tráfico con el paso de gente. Por el momento no hay muchos problemas de movilidad.

Libros y rosas

Rosas Sant Jordi Laura Gómez

Hacia las once y media, todavía había mucha gente sin bolsas de libros y sin rosas. Parece ser que mucha gente ha preferido paseado antes de realizar sus compras. Este año se echan de menos los grupos escolares, omnipresentes otros años. En cambio, hay muchos grupos familiares. Muchos padres van al Sant Jordi con sus hijos y se nota mucho movimiento en los puestos que tienen mucho libro infantil. Las colas para firmas, en algunas paradas, son impresionantes. Centenares de personas esperan la firma de su autor favorito. Y se observa mucha variedad de libros, de diferentes tipos... Parece ser que la gente ya no regala la típica novela, sino que en esta festividad tienden a regalar libros pensados según el gusto del destinatario, y así pueden regalar libros de música, de jardinería, de manualidades, de dietas...

Comercio sin reventar

No se ve, en cambio, mucha gente en las tiendas, que hoy pueden abrir. Las grandes marcas han abierto algunas sucursales del centro, pero muchos establecimientos permanecen cerrados. Sí que hay mucha aglomeración en los puntos turísticos y donde se organizan actividades lúdicas, como la Casa Batlló o los jardines del Palau Robert. Una jornada marcada por la tranquilidad y el buen ambiente, en el que la gente se ve pasear sin prisas, como corresponde a un día que no es laborable. El ritmo pausado, en este Sant Jordi, domina.