Con ataques cada vez más comunes contra los radares físicos, perseguir los conductores que saltan los límites de velocidad se ha convertido en una pesadilla en Francia. Por eso, el gobierno francés ha decidido instalar radares en vehículos particulares con el objetivo de aumentar las sanciones.

Desde las asociaciones de conductores no se muestran partidarios de esta iniciativa, que llevaría a las calles francesas 450 radares de última generación en movimiento y que podrían llegar a poner hasta 53 millones de multas cada año, según el diario Le Parisien.

¿Cómo funcionan los radares en vehículos particulares franceses?

Radares de última generación se instalarán en vehículos no policiales a fin de que los conductores infractores no puedan identificar los controles. Estos coches circularán durante seis horas diarias por un trayecto fijo, pasando por las zonas que concentran más accidentes. Se encargarán de hacerlo algunas empresas privadas seleccionadas en una licitación del gobierno francés y que recibirán una remuneración fija de 1.500 € independientemente de las sanciones que imponga cada vehículo.

Carreteras Unsplash

El gobierno francés ha decidido instalar radares en vehículos particulares con el objetivo de aumentar las sanciones. / Unsplash

Este sistema de radares en vehículos particulares ya fue testado en Normandía durante el 2018 y posteriormente se incorporó también a la Bretaña. Sin embargo, a lo largo de este 2021 se extenderá en ocho regiones más para llegar a los 200 vehículos, según han indicado las autoridades viales, y ha recogido Efe. No será hasta el 2023, sin embargo, que la medida llegue a toda Francia, con casi 500 radares.

Quejas de las asociaciones

Desde las asociaciones de automovilistas no ven con buenos ojos esta medida, ya que consideran que deja a más desamparados los conductores a la hora de reclamar las sanciones. Lo valoran como una privatización de los controles de velocidad y no creen que pueda poner remedio a la siniestralidad en las carreteras.

El gobierno francés, en cambio, lo plantea como una opción para liberar a las patrullas policiales y poder centrarse así en otros controles como los de alcoholemia.

 

Imagen principal: Un conductor circula por la carretera. / Archivo Why Kei - Unsplash