Nace la Plataforma Motoristes BCN con el fin de hacer frente común y denunciar los agravios que les ha comportado la nueva movilidad de la alcaldesa Ada Colau, con la primera teniente de alcalde, Janet Sanz, al frente de la iniciativa. Las principales quejas son aumento de la inseguridad vial, limitación de movimiento y aumento de los gastos para circular. Desde la pandemia, el Ayuntamiento ya lleva más de cinco millones de euros gastados en estas nuevas medidas. El último paquete de refuerzo adicional al proyecto está cifrado en 2,7 millones de euros, tal como publicó el mismo consistorio en su nota de prensa.

Inseguridad vial

Vayamos por partes, con respecto a la inseguridad, esta plataforma denuncia que "la nueva pintura" que tiñe las calles de diferentes colores no es antideslizante y ya ha provocado más de un accidente. El impulsor de este colectivo, Gregori Hidalgo, pone como ejemplo algunos accidentes que se han podido ver en los últimos días de lluvia como "el de Consell de Cent o uno en Nàpols con avenida Diagonal". Accidentes que los motoristas están convencidos que se deben al material utilizado para pintar de color amarillo el suelo.

Pero aquí no acaban los motivos en esta materia. Hidalgo lamenta que "los bloques de hormigón tienen unos cantos muy peligrosos, ahora las aristas por donde circulan las motos las han limado, pero sigue siendo peligroso". Además, también recuerdan que utilizar un material como el hormigón para obstaculizar la movilidad puede tener graves consecuencias si cualquiera de ellos acaban chocando.

Al material utilizado hay que añadir el diseño de los carriles, en los que se ha reducido la visibilidad, especialmente en los chaflanes: "Cada día tenemos una ciudad más insegura en materia vial, con carriles estrechos o cargándose uno de ellos. Cuando un autobús o cualquier coche gira, tiene que frenar de golpe porque los espacios de acción son más cortos".

La pintura, más allá de sus propiedades, también genera dudas y confusiones a la ciudadanía. En la rueda de prensa se presentó el plan, se anunciaron los cortes de calles, y se habla siempre del objetivo medioambiental, pero faltan explicaciones para comprender cómo se tienen que desplazar los peatones, los conductores o el transporte público.

Inseguridad, también, para los ciclistas y los peatones

La plataforma explica que, a nivel privado, también reciben muchas quejas del sector ciclista. Un grupo al que, hay que recordar, a diferencia de los otros actores de movilidad de la ciudad, no se les exige ir con casco, no tienen seguro ni tampoco matrícula. Hidalgo pone un ejemplo bastante ilustrativo: "Una bici puede ir sin frenos y nadie lo puede saber".

A pesar de todo, también considera que sus usuarios tienen que tener un gran dominio de ella para poder moverse, con la "falta de visibilidad y el diseño que se le está dando a la ciudad". Motoristes BCN pone un ejemplo con un carril de la calle Sants, en el que se indica que está destinado a bicis, autobuses y taxis: "Se quejaban de que las motos iban por el carril bus-taxi y eso hacía que el transporte público fuera más lento. Ahora hacen carril bus-taxi-bici".

Con respecto a los peatones, algunas de las nuevas vías con poco margen de espacio entre vehículo y peatón también son una realidad que el colectivo ha denunciado: "Cruce Comte d'Urgell con València, parte montaña. Han hecho antes el carril bici que un paso de peatones, que no tienen por donde cruzar. Cada día se superan más".

Reducción de aparcamientos

La falta de movilidad de los motoristas también va condicionada al número de plazas de aparcamientos. Se ha retirado una veintena de espacios para aparcar en las aceras y el Ayuntamiento ha empezado a poner multas de 100 euros para los que no cumplan las normas. La Plataforma Motoristes BCN exige que se den alternativas, que, ahora mismo, son inexistentes con las cifras en la mano.

En la ciudad se calcula que hay cerca de 360.000 motos, una cifra aproximada, ya que desde el año 2018, el gobierno de Ada Colau paró el censo: "No llegan las cifras oficiales actualizadas porque no les interesa reconocer que no paran de crecer. En 2018 había 300.000 y ahora, repasando ventas y matriculaciones, el parque ha aumentado", defiende Hidalgo. De ellas, se ha marcado que el Ayuntamiento aseguraría una alternativa con 55.000 plazas que darían rotación. Estos datos no se cumplen. La alternativa es el parking municipal BSM y tan sólo tiene 1.521 plazas, de las cuales, a día de hoy, tan sólo hay 481 disponibles.

Por todo ello, Hidalgo justifica que recortar aparcamiento en las aceras puede generar un grave problema, y echar a las motos de las ciudades también puede comportar una saturación vial. Además de estas cifras, también hay que recordar las procedentes de otras provincias y el tráfico que genera toda el área metropolitana de Barcelona: "Los expertos sitúan el tráfico en unas 800.000 motos". Con la nueva movilidad se ha restado espacio a la moto: 43.000 metros cuadrados y 25.000 más, entre coches y motos, aprobados en la última semana.

Aumento del coste por motorista

Las pocas plazas que ofrece el servicio municipal de garaje BSM tienen un coste que el motorista tendrá que tener en cuenta. Cogiendo de referencia una jornada laboral de 8 horas y trabajando veinte días, el coste mínimo es de 64 euros. Este gasto puede llegar, según tarifas, a los 130 euros, dependiendo de las peculiaridades y la tipología de contrato.

Un servicio que Hidalgo defiende que en un parking normal es más económico: "Encontramos plazas por 30, 40 o 50 euros". Todos estos agravios los han recogido en un manifiesto. De momento, han hablado y cuentan con el apoyo de todos los grupos de gobierno de la oposición. Mañana, la Plataforma Motoristes BCN se reunirá con la concejalía de la alcaldesa Ada Colau. ¿El objetivo? Tratar de encontrar una solución en la que "todos, y no tan sólo un grupo específico, pueda salir beneficiado" del nuevo modelo de ciudad.