La bandera estelada no es una bandera prohibida y por lo tanto no se puede prohibir para un acto en concreto, según expertos en derecho constitucional. La prohibición del Gobierno español de entrar esteladas en el Vicente Calderón durante la final de la Copa del Rey entre el Barça y la Sevilla "coarta la libertad de expresión", según el catedrático de derecho de la Universitat de Barcelona Joan Josep Queralt.

El Gobierno español se escuda en el artículo 66 de la ley del Deporte para prohibir la entrada de esteladas en el estadio. Según el artículo, "queda prohibida la introducción y exhibición en espectáculos deportivos de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que, por su contenido o por las circunstancias en que se exhiban o utilicen, puedan ser considerados como un acto que incite, fomente o ayude a los comportamientos violentos, xenófobos, racistas o terroristas, o como un acto de manifiesto desprecio deportivo a los participantes en el espectáculo deportivo. Los organizadores de los espectáculos están obligados a la retirada inmediata". El segundo punto de el artículo añade: "Queda prohibida la introducción en las instalaciones en qué se celebren espectáculos deportivos, de toda clase de armas e instrumentos arrojadizos utilizables como armas impidiéndose la entrada a todas aquellas personas que intenten introducir tales objetos u otros análogos". 

Este último punto afectaría sólo a las esteladas que van con palo y se requisarían, como el resto de banderas o pancartas, pero la prohibición va más allá y las prohíbe todas, con palo y sin.

Que la bandera estelada incite a la violencia es subjetivo, porque no incluye ninguna simbología que haga explícita ninguna violencia. Y en este sentido, según los expertos, incitar a la violencia "también lo hacen los seguidores del equipo contrario" hacia su rival. Es una interpretación de la ley totalmente subjetiva.

Si es tiene en cuenta la no constitucionalidad de la estelada, con la ley en la mano ninguna de las banderas que hay habitualmente en los campos de fútbol son constitucionales y no podría entrar ninguna, ni siquiera las de los equipos que juegan el partido, porque no están reguladas en la carta magna. La bandera del Barça no es constitucional, ni la de la Sevilla ni la del Real Madrid. Ni siquiera lo son las banderas españolas que a menudo están en los estadios porque, para ser constitucionales, deberían tener unas medidas concretas y tendrían que llevar el escudo, y normalmente, por no decir siempre, eso no pasa. 

La decisión del Gobierno español de prohibir la estelada a la final de la Copa del Rey se puede recurrir y lo puede hacer cualquier persona particular. 

Detenciones por la estelada

Hasta ahora nunca se había prohibido la estelada en ningún sitio, desde que se recuperó la democracia. Lo que sí que ha pasado es que se han efectuado detenciones por llevarla, en casos fuera de Catalunya. El caso más reciente y más polémico es el de Rafel Martín, a quien la policía española echó del estadio de Mestalla durante la final de la Copa del Rey del 2014. Durante la media parte del partido, cuando Martín iba al lavabo, 8 policías españoles lo bloquearon y lo intentaron detener por llevar la estelada colgada al cuello. Se resistió y la policía lo insultó diciéndole "té vas a enterar, catalán de mierda". Lo golpearon y se lo llevaron a comisaría. La policía lo detuvo porque Rafel Martín se negó a identificarse y opuso resistencia, según la versión policial. 

Martín estuvo 5 horas esposado, le golpearon en un ojo y lo lanzaron al suelo. El informe médico confirmaba que las lesiones que tenía justo después de salir de comisaría eran fruto de la agresión. Martín presentó una denuncia contra los agentes, pero él estuvo acusado por desobediencia a la autoridad. 

En otro caso, la comisión antiviolencia impuso una multa de 4.000 euros y la prohibición de entrar en recintos deportivos durante un año, a un seguidor del FIATC Joventut de Badalona en un partido en Zaragoza. Lo detuvieron por desobediencia y resistencia a la autoridad durante el partido de baloncesto de la Penya contra el CAI de Zaragoza después de presuntamente increpar a los agentes y negarse a identificarse. El joven de 24 años estaba con un grupo de aficionados que llevaban banderas independentistas catalanas y vascas, tal como las definió en aquel momento la policía española.