Tradicionalmente, el deshielo que se produce en esta época del año en Alaska deja imágenes de aguas cristalinas que se transportan a toda velocidad por ríos y arroyos. Sin embargo, desde hace unos años los ríos se están tiñendo de naranja. ¿El motivo? El cambio climático. Un estudio muestra que el cambio de color de estas aguas dulces se debe al deshielo del permagel, el cual libera minerales que antes estaban atrapados bajo el suelo helado y ahora tiñen ríos y arroyos.

"Es un impacto imprevisto del cambio climático que estamos viendo en algunos de los ríos a más vírgenes de nuestro país", ha afirmado Brett Poulin, autor del estudio y profesor adjunto en la Universidad de California Davis, según recopilación The Guardian. El deshielo del permagel está exponiendo minerales en el oxígeno, provocando un fenómeno que se denomina meteorización. Se trata de una reacción química que aumenta la acidez del agua y disuelve metales como el cinc, el cobre, el cadmio y el hierro, el metal más aparente que da a los ríos un color naranja oxidado.

Nada sucede de forma aislada en un ecosistema. Es decir, el hecho de que las aguas se tiñan de naranja tiene un efecto que no se limita a un cambio visual. El estudio destaca la degradación potencial del agua potable y el riesgo para la pesca en la zona. Como si se tratara de fichas de dominó cayendo unas tras otras, el hecho de que las aguas se oxiden con estos minerales dificulta la vida los vegetales de la zona, lo cual, a su vez, pone en riesgo la supervivencia de otros seres vivos como los peces u otros animales que dependan del río, incluidos los humanos.

Una zona que se calienta rápidamente

La oxidación es un fenómeno estacional, que se produce en verano, normalmente durante julio y agosto, cuando el suelo se descongela a más profundidad. Brett Poulin, ha apuntado que los investigadores quieren entender mejor las implicaciones a largo plazo de la química cambiante del agua en sitios con permagel continuo, que incluye regiones árticas como Alaska, Canadá, Rusia y partes de Escandinavia. Justamente, estas zonas mencionadas se encuentran en el Ártico, una zona que está extremadamente afectada por el cambio climático. "Es una zona que se está calentando al menos dos o tres veces más rápido que el resto del planeta", alerta al diario británico a Scott Zolkos, un científico del Ártico del Woodwell Climate Research Center.

 

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