El año 2013 China llegó a una situación límite con respecto a la contaminación del cielo del país. Algunas ciudades llegaron al extremo que en plena luz del día no se podía ver el sol y es que se registró una media de 52,4 microgramos por metro cúbico de partículas contaminantes PM2.5, diez veces más que el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualmente. Es por eso que el gobierno chino decidió tomar medidas urgentes y casi diez años después, China ha reducido en un 40% la cantidad de partículas perjudiciales según un informe del Instituto de Política Energética (EPIC) de la Universidad de Chicago que realiza mediciones satélites. De hecho, en los Estados Unidos, por ejemplo, le ha costado tres décadas alcanzar la misma cifra y es una reducción insólita en el mundo. ¿Cómo lo ha hecho?

Las autoridades activaron aquel año el Plan de Acción Nacional de Calidad del Aire para reducir la contaminación en un periodo de cuatro años con un presupuesto de más de 300.000 millones de dólares, que tenía como objetivo reducir un 35% la contaminación en cuatro años. Para hacerlo atacaron directamente el mineral que los llevó a la gran industrialización que salvó China y la principal fuente de energía del país: el carbón.

Con este plan, según apunta la BBC, se prohibió la construcción de nuevas plantas y se obligó en las que ya existían a reducir emisiones o pasarse en el gas natural. Para compensarlo, se invirtió en energías renovables, que ya suponen buena parte de la electricidad del país, y se apostó por las nucleares. También se redujo la capacidad de producción de hierro y acero y se restringieron los coches en motor de combustión. En esta línea, en algunas ciudades como Pekín o Shanghái se restringió la cantidad de automóviles en circulación con cuotas diarias y se limitó el número de matrículas nuevas cada año.

A todos los esfuerzos también se le suman los grandes y masivos confinamientos que hizo el país por la covid, que han disminuido mucho la actividad durante dos años. Por todo eso la mayoría de las principales ciudades han reducido la contaminación más del 40%: Shanghái un 44%,Guangzhou uno 50%, Shenzen un 49% y Pekín un 56%.

Impacto directo en la calidad de vida

Un estudio de la Universidad de Chicago asegura que con este cambio de tendencia los ciudadanos chinos han ganado cuatro años en su esperanza de vida con respecto a 2013. Pero China continúa con unos baremos altos si los comparamos con otras ciudades del mundo. La polución en Pekín es de 37,9 µg/m3 por término medio, una cifra muy elevada con respecto a los 6,3 µg/m3 de Nueva York, 9 de Londres, 6,9 de Madrid o 20,7 de Ciudad de México. De hecho, la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es de 5 µg/m3 recomendado por el OMS.