Los alcaldes de 35 ciudades, entre ellas Madrid y Barcelona, han firmado en Copenhague (Dinamarca) la Declaración de C40 por un Aire Limpio en las Ciudades, con la cual se comprometen a conseguir un aire limpio el año 2025 para intentar evitar 4.000 muertes; reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a trabajar juntos para formar una "coalición mundial sin comparación a favor del aire limpio" porque reconocen que se trata de un derecho del ser humano".

En el marco de la Cumbre Mundial de Alcaldes a los cuales se ha celebrado esta semana en la capital danesa, 35 de los 40 alcaldes que forman parte de la coalición han acordado cumplir las directrices sobre la calidad del aire en el 2030 y evitar a 4.000 muertes anuales de las más de 140 millones de personas que viven en estas ciudades.

Los signatarios se comprometen a adherirse a la declaración a establecer objetivos ambiciosos de reducción de la contaminación y a implantar políticas sustantivas de aire limpio en el 2025.

Los firmantes son las Alcaldías de Ammán, Austin, Bangalore, Barcelona, Berlín, Buenos Aires, Copenhague, Delhi, Dubái, Durban, Guadalajara, Heidelberg, Houston, Yakarta, Los Ángeles, Lima, Lisboa, Londres, Madrid, Medellín, Ciutat de México, Milán, Oslo, París, Portland, Ciutat Quezón, Quito, Róterdam, Seúl, Estocolm, Sydney, Tel-Aviv, Tokio, Varsovia y Washington D.C..

"Sabemos que tenemos que atender dos peligros que van juntos: la contaminación atmosférica y la emergencia climática. Para eliminar la contaminación que está empeorando nuestra salud y calentando nuestro planeta es crucial llevar a término acciones inmediatas, colectivas y sin precedentes", han manifestado los 35 alcaldes.

La Declaración establece también que los alcaldes utilizarán su "poder e influencia para reducir la contaminación del aire y avanzar" cabe en cumplimiento de las directrices de la OMS sobre calidad del aire, por lo cual tendrán que reducir gradualmente sus emisiones locales y abogarán para reducir las emisiones regionales.

En concreto, tendrán que establecer objetivos ambiciosos de reducción de la contaminación en un plazo de dos años que consigan o superen los compromisos del país; implantar políticas sustantivas de aire limpio en el 2025 que aborden las causas propias de la contaminación en sus ciudades. Asimismo, tendrán que presentar informes públicos sobre los progresos en la consecución de estos objetivos.

Entre las medidas y opciones disponibles, el grupo del C40 destaca opciones como el fomento del transporte público de emisión de carbono bajo o nulo; crear zonas de emisiones cero; exigir y promover el uso de combustibles más limpios por la calefacción y la cocina; mejorar los incentivos y las infraestructuras que permitan los desplazamientos a pie y en bicicleta; y establecer un sistema de vigilancia de la calidad del aire en toda la ciudad.

En este contexto, reconocen que no tienen capacidad para abogar todas las causas de la contaminación y por eso hacen un llamamiento a los estados nacionales, a empresas y a todos los que se preocupen por el cambio climático y la salud pública para que se muestren a la altura de este compromiso.

"Utilizaremos todos los medios que estén a nuestra disposición como alcaldes para combatir la contaminación del aire e instaremos otros responsables de provocar la contaminación que envenena el aire en nuestras ciudades para que se unan a este compromiso", concluyen.

La alcaldesa de París y presidenta del C40, Anne Hidalgo, ha responsabilizado la industria de los combustibles fósiles y los automóviles de combustión de causar una "crisis mundial de salud pública". Por eso, ha añadido que los compromisos anunciados por 35 alcaldes pioneros demuestran claramente que la era de las emisiones tóxicas que envenenan el aire que todos respiramos se está acabando. "No descansaré hasta que todos los parisinos respiren aire limpio", ha prometido.

El C40 ha publicado un estudio que estima que si todas las ciudades C40 (cerca de un centenar) limitaran el transporte, los edificios y la industria se reducirían las emisiones de GEI en un 87 por ciento; las de PM2.5 casi a la mitad y se podría evitar más de 220.000 muertes prematuras al año.