El president, Carles Puigdemont, ha aprovechado el pleno del Parlament para abordar con los grupos de la oposición la fecha de la cuestión de confianza que anunció para después del verano. Ayer mismo se reunió en su despacho en la cámara del parc de la Ciutadella con el líder del PSC, Miquel Iceta, y con el popular Xavier García Albiol.

Puigdemont ha querido hacer notar a los grupos hasta qué punto se puede complicar el calendario a raíz de esta iniciativa parlamentaria que, según cuando se convoque, podría acabar provocando una campaña electoral en plenas fiestas de Navidad.

Habitualmente, el periodo de sesiones se abre después de la Diada del 11 de Setembre con el debate de orientación política general. Este año, sin embargo, ante el anuncio del president, se tendrá que abrir con la cuestión de confianza.

Esta figura parlamentaria se rige con el mismo mecanismo que una votación de investidura. Es decir, que si Puigdemont no consigue los votos necesarios se pondrá en marcha el reloj para una convocatoria electoral y dos meses después de la votación se disolverá el Parlament y se tendrá que convocar a urnas.

Por esta razón, el president ha advertido a los grupos que en caso de que se hiciera este primer pleno, como es habitual después del 11 de Setembre, y no superara la votación -hay bastante con mayoría simple- los catalanes vivirían una nueva campaña electoral mientras comen los turrones y hacen las compras navideñas.

En previsión de que no pase eso, el Govern propone retrasar el comienzo del periodo de sesiones hasta la Mercè. De esta manera, en caso de que perdiera la votación, la campaña no empezará hasta pasado Reyes.

Los grupos con que ha abordado este tema han entendido el razonamiento del president, por lo cual todo apunta que no habrá problema para retrasar el calendario y la apertura del curso político.

El Parlament ha analizado igualmente si después de la cuestión de confianza hará falta organizar el debate sobre orientación política general. La cuestión de confianza sigue el mismo esquema que un debate de investidura, lo cual le obligará a presentar el programa de Govern. Por esta razón se había planteado la posibilidad de obviar después el debate de orientación política, pero todo apunta que se tendrán que celebrar igualmente los dos debates, uno tras el otro.