La Vanguardia abre este sábado con un título muy contundente: Esquerra Republicana retirará su apoyo a Pedro Sánchez si el PSC no se aviene a acordar los presupuestos de la Generalitat. El subtítulo, más moderado, especifica que el grupo republicano en el Congreso no respaldarà la agenda legislativa del gobierno español, es decir, que no le dejarán hacer. Los socialistas necesitan a ERC para aprobar leyes que permitirían al PSOE ser competitivo en próximas convocatorias electorales: la reforma de las pensiones, las nuevas medidas anticrisis, la ley de la vivienda, la reforma de la Ley de protección de la seguridad ciudadana —la "ley mordaza"— y la Ley de bienestar animal. En la crónica que el diario publica en la página 7 lo titula en términos todavía más suaves: "ERC amenaza con minar la legislatura".

En ningún momento el diario atribuye esas intenciones a alguna fuente de ERC, sino que las deduce de dos acontecimientos —más bien dos incidentes— que en su día interpretó con menos intensidad. Uno es que, según La Vanguardia, el presidente Pere Aragonés "dejó entrever" la amenaza a Pedro Sánchez este jueves en la cumbre hispanofrancesa. El otro es del 13 de enero: una entrevista en RTVE de la consellera de Presidencia, Laura Villagrà, donde envió un "aviso un poco oculto" a la Moncloa. No hay más que eso: un "dejar entrever" y "un aviso un poco oculto". El resto del material de la información es un reciclado del tira y afloja público de estas últimas semanas entre ERC y el PSC a propósito de los presupuestos de la Generalitat.

No es extraño, pues, que el gobierno español no se haya enterado de los propósitos de ERC hasta que La Vanguardia no ha hecho esta interpretación tan categórica y terminante, con todos esos títulos de alta especulación y de intensidad decreciente, en los que ERC arranca con una "amenaza" en el principal de portada, pasa a "avisar" al subtítulo también de portada y acaba aflojando en una "amenaza de minar" en la página 7.

El contraste entre la contundencia (menguante) de los títulos y la escasa entidad de los hechos hace pensar que la sustancia de la portada responde más bien a las ganas del diario de que el PSC le apruebe los presupuestos al Govern. Es muy verosímil que La Vanguardia haya decidido arremangarse y remar al lado de ERC para propulsar la barca de las cuentas de la Generalitat, a costa que los bromistas pregunten si Aragonès invitará a algún representante del diario a la reunión del Consel de Diàleg Social del lunes, donde patronales y sindicatos volverán a dar apoyo a los presupuestos.

Los tanques de Alemania

Otro tema que tratan casi todas las portadas es la resistencia de Alemania a ceder a Ucrania los tanques de batalla Leopard 2, los mejores y más aptos para la guerra con Rusia, según los expertos. Hay unos 2.000 en Europa, 300 de los cuales en Alemania. Todo depende del permiso de Berlín, también respecto a los tanques de países terceros. El gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz ha agotado ya todas las excusas. Primero decía que Alemania tiene un ejército muy flojo y no se lo puede permitir. Después, que el despliegue de los tanques, el entrenamiento de los tanquistes y el mantenimiento es un reto inalcanzable para los ucranianos, acostumbrados al material de la era soviética. También alega que la cesión puede provocar una escalada de Rusia y obligar a la OTAN a entrar directamente en el conflicto. La última excusa es que lo harán si los aliados también envían sus carros, especialmente los Estados Unidos sus M1 Abrams.

Estas razones no acaban de cuadrar. El ejército de Ucrania ya ha demostrado que es capaz de adoptar y adaptar nuevas armas. Gran parte de la flota europea de Leopards es excedente, porque está en países lejos del frente, España entre ellos. Rusia no escalará la guerra: ya lo ha hecho. Por otra parte, Gran Bretaña ya se ha comprometido a enviar a Ucrania un escuadrón de Challenger 2 y Francia considera donar carros Leclerc, —ambos tanques de categoría parecida. Con respecto a los Abrams, son muy pesados, caros y difíciles de mantener, y su traslado es un enredo|lío.

Scholz dice ahora que Alemania está comprometida con Ucrania —de hecho es su segundo proveedor militar— pero que su estrategia es "hervir la rana" a fuego lento, con impulsos calibrados a la capacidad del ejército ucraniano, para hacer ver a Rusia que tiene la guerra perdida sin provocar una confrontación más amplia o incluso nuclear. Hasta ahora, esta estrategia ha salido bien. Ahora bien, como recuerda a The Economist Jana Puglierin, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, "hervir la rana es una estrategia brillante, siempre que recordemos que dentro de la olla no solo està Rusia sino también Ucrania".

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