El Partido Popular (PP) aspira a gobernar en mayoría con los votos de Ciudadanos, pero si el anhelo se quiebra como consecuencia de los resultados electorales, en Génova hace días estarían preparando el camino para mantenerse en la Moncloa con la abstención del PSOE.

La campaña de avivar el miedo "al extremismo" practicado en los últimos días desde el PP no solo contribuye a polarizar el electorado y colocarse a sí mismos como el voto útil frente "la ingobernabilidad". También, podría generar que los socialistas queden atrapados en la malla de la gran coalición, dándoles una coartada para abjurar de la promesa hecha por comité federal de no pactar con el PP para formar gobierno, ante el miedo al auge de Podemos.

Decía el vicesecretario de comunicación del PP, Fernando Martínez Maíllo, en una emisora de radio este martes que estaba seguro de que los socialistas no "boicotearían" un gobierno del presidente en funciones, Mariano Rajoy, si se repiten los resultados de los comicios del 20-D. Preguntado por este diario porqué estaban tan "seguros" de este punto, el vicesecretario de sectorial del PP, Javier Maroto, se remitía a la posible situación en que podría quedar el PSOE después del 26-J, una vez el miedo al sorpasso parece cobrar vida en la coalición Unidos Podemos. 

"No pudo hacer una oferta sincera y sin líneas rojas, el PSOE ha perdido la referencia de la izquierda. Es el segundón, y es probable que Podemos los supere en votos y también en escaños", respondió Maroto, con contundencia. Con unos socialistas debilitados aparentemente en las encuestas, el PP contemplaría la opción de que en caso de que Rajoy no obtenga la mayoría para gobernar el 26-J con la formación de Albert Rivera, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se vea en la tesitura de escoger entre las "izquierdas", o la gran coalición, como ha podido saber El Nacional.

El PSOE, en el callejón sin salida

Sería entonces cuando Ferraz podría encontrar el camino labrado para avenirse a la gran coalición, gracias a la estrategia de polarización de PP de presentar C's, PSOE y ellos mismos como las fuerzas de la "moderación", frente "las políticas radicales y la miseria", presuntamente encarnadas por los podemitas.

El relato sobre aquello que ellos denominan "los constitucionalistas" no es nuevo en la política española, pero ahora podría llegar a permitir a los socialistas abandonar un acuerdo con la formación morada, que algunas voces le acusan de no querer.

Después de tumbar la lista que quería el secretario general del Partido Socialista del País Valencià, Ximo Puig, con Compromís y Podemos para el Senado, este indicó que "los pactos con Podemos no se contemplan en la estrategia general del partido". Ferraz podría tener miedo de un partido que aspira a "ocupar su terreno", como le advirtieron varios barones durante el comité federal de enero. Sánchez podría verse abocado a la abstención para dar tiempo a la recomposición del partido.

Los "constitucionalistas" cierran el paso

En estos intentos de alejar a Podemos del poder, Génova todavía recuerda los ofrecimientos que hizo al PSOE de cambiar el apoyo de los podemitas en las alcaldías y comunidades autónomas, por el suyo, y que como contrapartida ellos facilitaran el gobierno de Rajoy. Hacía referencia a ciudades como Barcelona o Madrid, y comunidades como el País Valencià, Aragón o las Balears.

Podrían volver a hacer un ofrecimiento parecido, como ha sabido El Nacional, y en ningún caso descartarían ofrecer un pacto de investidura, uno de legislatura, o uno de gobierno con ministros independientes, como en la última vez, siempre y cuando la gran coalición esté encabezada por los populares.

No sería nada inédito el intento de un cordón sanitario hacia Podemos. La expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre ya siguió esta lógica en la alcaldía de Madrid. Aguirre propuso al candidato del PSOE, Antonio Miguel Carmona, y a Ciudadanos, establecer un diálogo con el fin de poner un tope a la candidata de Ahora Madrid, Manuela Carmena. "Quieren a Madrid como un trampolín para romper el sistema democrático y occidental tal como lo conocemos", dijo Aguirre entonces. Su objetivo no se cumplió y Carmena gobierna con abstención del PSOE.

No es la única a quien podría seducir la idea. En un Salvados con Jordi Évole, el exministro de Defensa Eduardo Serra, menos incisivo, indicó que "en la medida en que el PP no quisiera Podemos en el Gobierno, la abstención [a un pacto PSOE-Ciudadanos] sería una de las soluciones" para evitarlo. El propio expresidente Felipe González levantó polvareda a finales de enero, indicando que ni PP ni PSOE se tendrían que impedir gobernar. Según su opinión, los intereses de España tendrían que estar por encima de la política. 

C's también es la fuerza que ha utilizado la diferenciación ideológica sobre "los constitucionalistas". El vicesecretario general, José Manuel Villegas, recordó en una ocasión que Podemos "quería romper la unidad de España", y le reprochaba que no daba apoyo al pacto antiyihadista. Es en este terreno donde se podría mover el plan B del PP para volver a gobernar después del 26-J.