El arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, ha advertido durante la tradicional misa de Sant Jordi en la capilla del Palau de la Generalitat que "la imposición y la confrontación no es el modelo que nos enseñan Jesucristo y Sant Jordi".

Omella ha invocado la lección de coherencia de los mártires y ha pedido a Sant Jordi que interceda por todos aquellos que tienen responsabilidad pública "para vivir más en coherencia con lo que somos y con lo que configura nuestras vidas y para vivir con un gran respeto a los otros".

El dragón que divide

El arzobispo, que ha subrayado la defensa que Sant Jordi hace de su pueblo, ha descrito la imagen del Santo venciendo al dragón como la lucha contra el diablo, el diabolus, que, según ha explicado, "significa padre de la división, el que divide, el que quiere romper la comunión que representa el diálogo".

"Cuando tenemos en cuenta a los pobres y pequeños, cuando construimos puentes para la comunicación y la comunión entre todos, cuando respetamos personas e instituciones siguiendo el ejemplo de nuestro patrón, entonces vencemos al dragón del mal que nos busca continuamente", ha asegurado.

Presidía la misa el president, Carles Puigdemont, acompañado de los consellers Neus Munté, Josep Rull, Meritxell Borràs, Toni Comín, Jordi Jané, Santi Vila, Jordi Baiget, Raül Romeva y Dolors Bassa. También estaban los expresidents Artur Mas y José Montilla, y los expresidentes del Parlament Joan Rigol y Núria de Gispert, además del delegado del Gobierno, Enric Millo, entre otras autoridades.