Conversaban el diputado de ERC Joan Tardà y el del Partido Popular Fernando Martínez Maíllo durante la pausa del café. "¿Pero os ha venido bien, verdad?" desafiaba el republicano al popular. "Hombre, nosotros no hemos pedido la comparecencia", contestaba Maíllo. "Ya me lo supongo", ironizaba Tardà. No eran ni las 10:30 h de la mañana y la comisión por la caja B del PP se había convertido en un "hipotético asedio a un hombre mayor", en palabras del independentista catalán. "Un show", según decía el de Ciudadanos, ante la comparecencia de Roberto Naseiro, el extesorero en Génova ahora hace más de 30 años.

Con 82 años, Naseiro ha sido llamado por el Congreso para explicar la presunta financiación del PP durante el periodo que va de enero de 1989 a abril de 1990. Ha afirmado que él "nunca" pidió dinero ni a empresas ni particulares, pero ha reconocido que durante la etapa del expresidente del partido, José Manuel Fraga, se solicitaban "públicamente" unas "donaciones a toda España". El dinero después se ingresaba en una cuenta y "lo controlaban unas señoras que eran militantes del PP", ha revelado Naseiro, quien ha asegurado que las cantidades se justificaban ante el Tribunal de Cuentas.

El extrabajador del PP ha justificado su inocencia porque el Tribunal Supremo no quiso investigar la causa, ni fue condenado por ello. Incluso, ha negado ser el creador de la caja B, como le acusó Luis Bárcenas en sede judicial, y atribuyó el diseño de la contabilidad de Génova a un despacho privado. Ahora bien, ha reconocido que dimitió del cargo porque "si hay alguna sospecha sobre cualquier militante", consideraba que era lo que tocaba hacer.

La información, sin embargo, ha quedado sepultada por momentos, como consecuencia del espectáculo grotesco en el que se ha convertido la sesión. El PP nunca había estado de acuerdo con que Naseiro asistiera al Congreso porque es mayor, pero la oposición votó a favor ya que quería que estuvieran todos los extesoreros. Y este ha sido el trasfondo de la metacomisión.

"Me gustaría marcharme pronto, porque tengo que tomarme unas pastillas", ha dicho el extesorero. "No le oigo bien", ha repetido muchas veces. "De eso hace más de 30 años, no me recuerdo", insistía. "Hay que ver si es ilegal o no traerme aquí", ha denunciado al presidente de la Mesa, Pedro Quevedo. "No sé qué hacemos aquí, esto es un tribunal, se responde usted mismo las preguntas", ha declarado cargando contra Felipe Sicilia, diputado del PSOE. Sicilia se ha indignado con que no le dejaran acabar porque en varias ocasiones Naseiro le ha interrumpido para cuestionar preguntas, o susurrar.

Eso ha encendido a la oposición, quien lo ha atribuido a una estrategia del PP para apelar al sentimentalismo. "Felicito al señor Naseiro y al PP por la tortura, el hipotético asedio a un hombre mayor," denunciaba Tardà. El republicano ha salvado todas las distancias, pero ha recordado que durante los juicios de Nuremberg a dirigentes nazis, muchos de ellos consiguieron la "comprensión" de la ciudadanía alemana excusándose con que "cumplían órdenes, no sabían nada".

Lo mismo ha dicho Cantó, quien ha denunciado que era "grotesco" lo que "estaba haciendo" el PP con la "imagen" de la institución. El de Cs ha rozado el insulto, tachando de "show" el transcurso de los hechos y cargando contra el extesorero. "El otro día tuvimos a un mudo, hoy a un sordo", decía en alusión al silencio del extesorero Luis Bárcenas en la misma comisión hace unas semanas, y la sordera del presente. El diputado popular, Eloy Suárez, ha reprobado al de Cs: "Toda España ha visto cómo insultaba a un señor de 82 años. Esta comisión será recordada, usted no es un juez. Quiere reescribir la historia judicial", ha replicado.

La cuestión es que Naseiro ha sabido qué responder y cómo, en cada momento, en medio de los gestos propios –exagerados, según la oposición– de un señor mayor. Unos minutos antes había cargado contra Tardà, insultándole con que "estaba gordo" y no llegaría "a su edad". "No le entiendo, no me pronuncie un discurso" le ha dicho incluso al del PSOE, esquivando la pregunta sobre qué hacía Fraga cuando recibía un talón –como ha reconocido que sucedía tras mítines del partido–. Más tarde, sí ha respondido que el exdirigente "no gastaba ni un duro" del partido, ni él tampoco porque ganaba mucho dinero como marchante de arte.

Naseiro también ha repartido estopa entre el aparato judicial. Ha asegurado que uno de los jueces que lo investigó era "un rojo, uno de aquellos que nunca querría que llegara al poder". También ha habido palabras para el exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Este elaboró un informe donde se exponía que el extesorero había dicho al juez que tenía información de empresas adjudicatarias que más tarde serían "más generosas" en donaciones. El choque entre populares se ha producido cuando Naserio ha sentenciado: "El señor Gallardón es dueño de lo que dice", como negándolo.