El catedrático Joan Queralt (Barcelona, 1951) es en esta nueva legislatura senador de Esquerra Republicana por Barcelona en la cámara alta donde el Partido Popular disfrutará de una plácida mayoría absoluta. Queralt, que dio el paso de entrar en política por primera vez en las últimas elecciones generales del 23-J se estrena en un momento en que los 14 diputados de los partidos independentistas —a pesar de la pérdida de apoyos electorales, especialmente de ERC— son imprescindibles para que Pedro Sánchez pueda formar gobierno. Y para hacerlo, la condición más clara que han puesto sobre la mesa los republicanos es una ley de amnistía, término que rehúye el PSOE sin llegar a cerrarse en banda. ElNacional.cat conversa con el profesor de derecho penal y ahora también senador sobre su alcance y también sobre las repercusiones que esta tendría en el movimiento independentista.

Desde el 23 de julio, ERC ha puesto encima de la mesa la amnistía y ha dejado claro que es una línea roja en las negociaciones con el PSOE. ¿Eso quiere decir que si Pedro Sánchez no se compromete con una ley de amnistía no puede contar con los votos de Esquerra?
Hay una cosa que ha pasado desapercibida porque se ha puesto mucho el acento en el uso del catalán en Europa, que es un tema importantísimo. En uno de los documentos que se firmó con ERC se utilizó el término de la desjudicialización por todas las vías legales. La condición para que ERC aceptara la Mesa del Congreso que proponían el PSOE y Sumar era la amnistía. El PSOE y Sumar ya han entrado en este marco, ya han dado este paso. Ahora, si se desdicen...

En estos documentos, sin embargo, la palabra amnistía no aparece en ningún lado.
Cada uno se tiene que tragarse sus sapos y se los cocina como quiere. Si ellos no quieren utilizar la palabra amnistía y prefieren decir otro término que tiene los mismos efectos que una amnistía es exactamente igual. Las cosas son las que son, no el nombre que tienen. En política hay toda una gamma de matices para llegar a un mismo lugar. Nosotros queremos hacerlo y parece que el PSOE y Sumar también.

Sumar no tiene que hacer de intermediario, tiene que exigir la amnistía al PSOE

Quien más pasos ha dado en este sentido es Sumar, que se ha mostrado en reiteradas ocasiones a favor de una ley de amnistía. ¿Cómo lo valoran?
Sumar ha tomado una posición peculiar, como de mediadores del PSOE con ERC. Y este no es su trabajo, solo tienen que decir que sí a la amnistía. En lugar de hacer de intermediarios tienen que ir al PSOE y exigirles la amnistía, utilicen el sinónimo que utilicen.

¿Qué implicaría conseguir la amnistía para el movimiento?
Hay que entender que no es un perdón, como sería un indulto, sino que supone borrar el delito y la pena. Eso significa que los antecedentes penales también desaparecen. Es lo que tenemos que conseguir para realmente dar estabilidad al país, porque hay un conflicto político reconocido por el PSOE.

¿Uno de estos pasos sería la mesa de diálogo que ahora está en pausa pero que hace un año se reunió y se cerró con el concepto de desjudicialización?
Sí. Hay un trabajo anterior hecho que ha sido muy importante, como los indultos, la derogación del delito de sedición o la reforma de los delitos de desórdenes públicos, aunque se "fracasó" con la malversación, ya que el Supremo no la aceptó. 

Sánchez ha demostrado tener un estómago de acero, no se le puede llamar ni cobarde ni tímido

En su momento, la reforma del Código Penal fue muy polémica, especialmente por la derecha española. Incluso llegó a provocar una moción de censura contra Pedro Sánchez. ¿El PSOE, con esto en la cabeza, puede ir más allá y aceptar la ley de amnistía, tenga el nombre que tenga?
El PSOE ha demostrado tener un estómago de acero, y especialmente Pedro Sánchez. Él mismo ha demostrado, y no solo con Catalunya sino también con su propio partido, que se le pueden llamar muchas cosas, pero ni cobarde ni tímido.

ERC ya hace tiempo que negocia con el PSOE y la investidura es un nuevo peldaño. ¿Eso facilita las conversaciones?
El diálogo existe, pero no es fácil. Cada grupo político tiene sus fundamentos y sus límites. Ahora tenemos que sentarnos y negociar de nuevo.

En este mes que ha pasado desde las elecciones generales, el PSOE no se ha cerrado en banda a hacer una ley de amnistía, a diferencia del referéndum.
Desde una perspectiva metodológica, la carpeta de la autodeterminación y el referéndum no se puede empezar hasta que no se haya cerrado la de la amnistía. No puedes ir a un diálogo político habiendo gente inhabilitada, condenada, en el exilio o que tiene el patrimonio familiar y personal en peligro por el Tribunal de Cuentas. Eso contribuye, además, a ir poniendo bloques sólidos y bien construidos al diálogo. Todo puede parecer más lento, pero nos lleva finalmente a nuestro objetivo, que es la autodeterminación.

Conseguir la amnistía no quiere decir que después todo sean flores y violas

La secretaría general de Esquerra Republicana, Marta Rovira, aseguró en una entrevista que la amnistía podría suponer un punto final en el conflicto con el Estado. ¿Lo comparte?
A veces, las palabras nos traicionan un poco. Yo no lo entendí como un "punto final" al estilo de las leyes de impunidad de Argentina, sino un punto final de una etapa. La idea es cerrar la etapa del conflicto político abierto y sangrante y abrir otra. Tenemos un archivador con muchas carpetas. No quiere decir que si se consigue la amnistía después todo serán las mil maravillas ni que se ha acabado el conflicto, pero sí que se canaliza a la política que es de donde nunca habría tenido que salir.

Después de las elecciones generales se habló mucho de la unidad de acción independentista y del hecho de negociar juntos ERC y Junts una posible investidura. Ahora, Junts ha considerado que se tiene que incluir el caso de Laura Borràs dentro de la amnistía. ¿Están de acuerdo?
Creo, yo y el 76% del Parlament de Catalunya, que es un hecho que no tiene nada que ver ni con el 9-N ni con el 1-O. Es un tema de contratación administrativa que se hizo vulnerando todos los procedimientos y eso no tiene nada que ver con el movimiento independentista. Que lo haya hecho una persona que es claramente independentista sería atribuir una bula: "yo puedo hacer esto porque soy independentista".

Las estrategias de los partidos independentistas pueden tener tempos diferentes, pero no pueden ser opuestas

Desde Junts, sin embargo, sí que consideran que es un caso de represión. ¿Eso puede provocar problemas a la hora de negociar juntos la investidura de Sánchez?
No pidamos más prisa de la necesaria. Las cosas tienen que madurar mucho y la situación no es nada fácil y las situaciones personales influyen mucho. Venimos de una época dentro de la parte independentista de graves desavenencias. Se trata de encontrar una cierta coordinación de acción, cada uno respetando su independencia y sus planteamientos políticos, pero teniendo en cuenta que si todos los grupos quieren lo mismo, las estrategias pueden tener tempos diferentes, pero no pueden ser opuestas.